Manuel Rivera es el artista invitado esta semana a Portafolio Arte UdeC, una iniciativa de Cecal UdeC, el Departamento de Artes Plásticas de la Universidad de Concepción y Empresa Periodística La Discusión, que tiene por objeto dar vitrina a los artistas en el marco de la pandemia del Covid-19.
Manuel desarrolló su interés por el dibujo a temprana edad. “Estudié Artes Visuales en la UdeC y me titulé en Producción Visual. Mi trabajo consta principalmente de arte gráfico, editorial y en ocasiones instalativo, así como en productos donde mis obras se relacionan con el diseño a través de estampas sobre prendas”, precisa respecto de su obra.
La serie que está presentando en Portafolio Arte UdeC consta de vestigios de una investigación personal, “muy azarosa o intuitiva sobre la naturaleza del mundo, donde intento darme todas las libertades para interpretar el mundo que siento de la forma que quiera, es una forma de jugar”, explica el artista.
Manuel advierte que eligió esta disciplina porque “siempre me he inclinado hacia las imágenes, percibir el mundo en formas, colores, luz y sombra, por lo mismo el dibujo me permite comunicarme de manera mas directa con una parte del mundo que puedo entender y disfrutar, y desde ahí ir descubriendo un lenguaje de símbolos propio. También me gusta su estrecha relación con el diseño, como una forma de embellecer o poetizar las cosas que nos rodean, de darles sentido”.
Las experiencias cotidianas en general, conocer lugares nuevos, los barrios, las personas y sus formas, también la naturaleza son parte de su inspiración. “Experimentar el mundo en general, tomarse algo con los amigos y amores y conversar de la vida, ese tipo de experiencias me llenan mucho, entender diferentes miradas. Y también aprendiendo a escucharme, dejar que mi cuerpo me diga lo que le parece y lo que no, y validarlo, eso lo aprendí hace poco”, revela.
El arte
Para Manuel, el arte es un lugar privilegiado en la sociedad “porque ocurre dentro de las personas, y para mi es cuando a un objeto le quitamos la carga de tener una utilidad para el mundo y solo es para uno, no tiene ninguna función, es como un ser en si mismo que habla con el alma de uno, y eso no sirve para nada más que para dejarse llevar por la fantasía, por los sentimientos, el placer, el miedo, el gusto, y eso me imagino que siempre es bueno, nos hace infinitos en cierto modo porque nadie ve la misma obra. También me gusta cuando veo que para muchos artistas que admiro el arte es una trinchera para resistir en el mundo”.