El presidente francés, Emmanuel Macron, adoptó su reforma de las pensiones sin el voto de los diputados, arriesgando la caída de su primera ministra en moción de censura y recrudecimiento de las protestas en las calles.
“No podemos hacer apuestas sobre el futuro de nuestras pensiones”, dijo la primer ministra Élisabeth Borne quien, ante el temor de no lograr los votos legislativos necesarios para la reforma, activó el artículo 49.3 de la Constitución en una caótica sesión de la Asamblea Nacional.
Los diputados de la oposición de izquierda acogieron con carteles de “64 años es no”, cantando la Marsellesa, el himno nacional, y con gritos a Borne, obligándola a forzar la voz para anunciar la decisión. La 100ª activación desde 1958 de esta herramienta legal, pero muy polémica en Francia, podría recrudecer la tensión con los sindicatos, que habían llamado a impedir una reforma injusta y organizaron protestas masivasdurante dos meses.
Macron quiere retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42 como hasta ahora) para cobrar una pensión completa. Dos de cada tres franceses se oponen, según los sondeos.
La única manera de impedir ahora su aplicación es que los diputados presenten y aprueben una moción de censura contra el gobierno, que se debatiría en los próximos días. La líder ultraderechista, Marine Le Pen, ya anunció una.