Señor Director:
El presidente electo de Brasil, Lula da Silva, en reunión con parlamentarios de su país, recordó la promesa que hizo al asumir por primera vez al poder en enero de 2003: “Que todos los brasileños puedan comer todos los días”. Pero, en su discurso lloró al decir: “Jamás imaginé que el hambre volvería y que afectaría hoy a 33 millones de brasileños”.
Lula, con los ojos llenos de lágrimas reflejó su dolor emocional por su pueblo y los pobres. Nos recordó pasajes de la Biblia: “Jesús lloró por Jerusalén” (Lucas 19, 41); “Porque tuve hambre y me dieron de comer” (Mateo 25, 35); “El ayuno que yo quiero es este: compartir tu pan con el hambriento” (Isaías 58, 6-7). Por la alta cesantía que afectó a nuestra patria desde 1975 en adelante, la Iglesia Católica creó cientos de comedores a lo largo de Chile; así atendió a miles de niños. A raíz de la crisis económica de 1982, aumentaron los comedores para menores, jóvenes y adultos.
Derico Cofré Catril