La Región de Ñuble sigue estancada en la fase 3 del Plan Paso a Paso, sin señales que le permitan avanzar hacia su desconfinamiento.
Los brotes de Covid-19 en grupos familiares y las aglomeraciones en el centro de la Chillán han estado en la mira de las autoridades, quienes han insistido que bajo las circunstancias actuales no hay que bajar la guardia, porque aún no hay cura para una de las pandemias más temidas de los últimos 100 años.
Las largas filas en las calles han marcado las jornadas desde la apertura del comercio, las que en el último tiempo han sido cada vez más notorias en torno a locales comerciales, cuyas vitrinas lucen llamativos “remates” y “descuentos”.
¿Los ñublensinos han perdido el miedo al Covid? La pregunta fue respondida por diversos especialistas quienes analizaron la situación actual de la pandemia y el comportamiento de los ñublensinos que transitan en lugares de altas concentraciones, donde el riesgo de contagio es elevado.
El académico y epidemiólogo de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), Christian García, afirmó que los contagios por coronavirus registran una tendencia al alza en las últimas semanas.
“En la semana están diagnosticando alrededor de 200 casos y 300 casos, desde principio de agosto esto ha ido subiendo y están un poquito estancados en los últimos días. Chillán es la que tiene ese comportamiento y es curioso que no se sometieron a cuarentenas más restrictivas en junio cuando tuvieron un alza significativa, después los casos bajaron y ahora están subiendo de nuevo. Los datos que tienen ahora en Chillán son incluso mayores de cuando se decretó la primera cuarentena, por lo que hay que tener harto cuidado con eso”, explicó.
Advirtió que las autoridades deben generar medidas restrictivas para evitar las aglomeraciones porque estas pueden ser una fuente de propagación del virus. Además, reiteró que para poder hacer frente a los contagios es importante la trazabalidad, cuyo proceso, aseguró García, ha estado muy débil en el país, incluyendo a la región.
“En Ñuble lo reportado en los indicadores de trazabilidad entre el 8 y 14 agosto, tienen 317 casos nuevos, de los cuales se buscan contactos nuevos 418, eso quiere decir que es un poquito más de un contacto por cada persona, lo que es extremadamente poco, porque si uno toma en cuenta la gente que vive en su casa ya se tienen alrededor de cuatro personas. En Chile viven entre tres y cuatro personas por cada hogar en promedio, entonces es raro que tengan un estudio de contactos que sea tan bajo en relación a la realidad de la población. Uno esperaría al menos que con los 317 casos diagnosticados tuviésemos a lo menos 1.000 o 1.200 contactos y esos contactos todos investigados porque pudiesen estar contagiados”, aseveró el experto.
Respecto a los indicadores de trazabilidad informados en el último informe del Ministerio de Salud, la Seremi de Ñuble, Marta Bravo, sostuvo que “esos contactos que se mencionan dentro del total ya han sido contactados como contactos estrechos, es decir ya están en aislamiento”.
La encargada regional de la cartera destacó que para reducir los casos por Covid es fundamental que cumplan las medidas preventivas, evitando exponerse en aglomeraciones o celebraciones.
“Es importante no relajarnos, en el sentido de que existe una cadena, mientras mayor cantidad de celebraciones o aglomeraciones también va aumentar la incidencia de los casos nuevos. La incidencia de casos nuevos va aumentar los casos activos y los casos activos van a aumentar el RE que es la reproducción efectiva, es decir a cuántas personas puede contagiar un Covid-19 confirmado, esto significa que si volvemos atrás, lo importante y primordial es no bajar los brazos, la pandemia sigue vigente y latente y mientras no mantengamos las medidas de prevención no vamos a lograr contrarrestar este cadena”, detalló.
Caso omiso
Las grandes concentraciones de personas en tiendas comerciales pese a los reiterados llamados a evitarlas, han llamado la atención de muchos. El sociólogo Mauricio Alfaro Jofré señaló que estas situaciones reflejan dos aristas completamente opuestas, como lo son el individualismo y la necesidad de generar ingresos económicos.
“Tiene que ver un poco con la sociedad individualista que tenemos y que pensamos bien poco en el otro. La necesidad de consumo es algo que tenemos súper arraigado y la hemos visto estos días en dos lugares distintos, que son los centros comerciales y el retail más tradicional donde la gente va a gastar su dinero en ellos mismos, pero vemos otro escenario, como en Santiago y los malls chinos donde se vio a la gente que tiene la necesidad real de mover ingresos y comprar cosas, como en el caso de trabajadores independientes”, detalló.
Agregó que el caso omiso de las personas a las instrucciones de las autoridades durante la pandemia por Covid va de la mano con la estrategia comunicacional del gobierno en el manejo de la emergencia sanitaria.
“La estrategia comunicacional del gobierno tampoco fue clara, y buscó esta transición e ir cambiando en fases la pandemia y por eso se ha visto un aumento de casos. La poca credibilidad de las autoridades también juega un rol importante”, dijo.
Alfaro Jofré indicó que las aglomeraciones también tendrán un punto a favor con el cambio de estación que se avecina. “Está empezando a hacer calor, se acerca la primavera y eso también empuja a la gente a salir pese a que no deberían. Estamos entrando en una fase compleja desde lo emocional”, añadió el sociólogo.
Señales incongruentes
El profesional de la consultora Grupo Insight Psicólogos, Renzo Jiménez, parte de la base que las personas como seres sociales funcionan a partir de lo que ven en su entorno, lo que en parte explica el fenómeno de las aglomeraciones en distintos punto de la ciudad.
“Hay algo que se conoce como el ‘Síndrome Fomo’ del inglés Fear of Missing Out, que podría traducirse como el miedo a ‘quedar fuera’. Cuando en marzo las personas observaron a montones de personas intentando abarrotar sus estanterías con productos de primera necesidad, muchos sintieron una necesidad fuerte, movilizada por el miedo, a caer en el mismo comportamiento porque ‘si todos lo hacen, tal vez yo debería hacerlo también”, explicó.
Sin embargo, el psicólogo advirtió que la responsabilidad de este fenómeno no solo debe ser atribuida única y exclusivamente a la población, pues también apuntó hacia el papel asumido por autoridad, defendiendo que debe existir la sincronía entre ambas partes.
“Si observamos un funcionamiento relativamente más “normal”, también es esperable que las personas se relajen a medida que van perdiendo gradualmente el miedo al contagio. En eso tiene mucha responsabilidad la gestión del Estado. Las constantes incongruencias que se han observado en torno a exigir autocuidado y medidas de responsabilidad individual al tiempo que se flexibilizan las condiciones para la apertura del comercio, llevan a las personas a considerar la pandemia como algo menos serio”, recalcó.
En efecto, prosiguió el especialista el “adecuado equilibrio entre el ejercicio de una ciudadanía responsable y una respuesta estatal a la altura de las circunstancias ayudará a superar esta crisis más temprano que tarde”.
Escasa o nula sensibilidad
Una mirada distinta aportó el psicólogo, Luis Sepúlveda, quien considera que la alta congestión en las arterias céntricas refleja la falta de empatía que existe entre los habitantes de la región frente a quienes han vivido el impacto de la enfermedad en su círculo íntimo, ya sea lamentando la partida de un ser querido o sufriendo la fase más crítica del virus.
“Hemos tenido incapacidad para entender el sufrimiento de quienes sí han pasado por esto. Porque si le preguntamos a las personas que están haciendo una fila en un centro comercial, si han tenido alguna experiencia cercana con el Covid, probablemente digan que no y se sientan como inmortales. (…) Nos hemos vuelto apáticos y esto responde a un fenómeno de “desensibilización” con el tema, no nos provoca nada, no nos estamos poniendo en el lugar del que está sufriendo. Entonces, el resultado de esto son las aglomeraciones”, expresó.
Desconfianza
Según el sociólogo y académico de la Universidad de Concepción, Rodrigo Ganter, la baja percepción de riesgo de la población frente al coronavirus tiene un origen que se arrastran incluso desde o un poco antes del estallido social de octubre pasado, relacionado con la crisis de confianza en las instituciones que se reflejaron en las masivas manifestaciones por las demandas sociales.
“De alguna manera esto se explica, preliminarmente, por una profunda desconfianza que arrastramos como sociedad. Aquí hay un descrédito de la autoridad, no hay legitimidad en la gestión sanitaria de la crisis. (…) Un segundo elemento, es que hay una crisis de credibilidad, asociado a eso tiene que ver con una mala gestión de la crisis sanitaria, o sea, no han sabido enfrentar de alguna manera, porque hay un desfondamiento, o sea, la gente ya no cree en sus autoridades ni en las señales que le dan, ni en las medidas. Por otra parte, una mala gestión, en términos, de que hay una serie de ambivalencias y ambigüedades en las señales que se dan”, manifestó.
Para el docente las contradicciones en la información quedan en evidencia en los discursos que han entregado las autoridades, donde tanto los intereses sanitarios como económicos se contraponen. “Te dan señales de que hay que quedarse en la casa y al mismo tiempo hay señales que te estimulan a consumir. O sea, hay una agenda que tiene que ver con la pandemia con un discurso orientado a cuidarse entre todos, pero, por otro lado, hay una necesidad de activar una agenda económica, de dinamizar la cuestión económica, pero eso no es compatible en este momento con cuestiones de la crisis sanitaria”, afirmó.
Desde la mirada del experto las sociedades orientales han demostrado ser muy eficientes en la gestión de la crisis a diferencia de lo que ha sucedido en Chile. “Corea es uno de los países que mejor ha gestionado la crisis precisamente lo que hay, a diferencia de nuestro caso, es mucha confianza en las autoridades, hay confianza interpersonal y también en las autoridades. Por otra parte, es una sociedad muy disciplinada y al mismo tiempo es una sociedad donde tiende a prevalecer el valor de la comunidad, por sobre la individualidad”, destacó.
Texto: Antonieta Meleán| Susana Núñez