Chillán, Chillán Viejo y Quillón son las comunas de la región de Ñuble que se encuentran en etapa 2 de Transición, el resto del territorio se mantiene en la fase 3 de Preparación del Plan Paso a Paso, la estrategia impulsada por el Gobierno para enfrentar la pandemia de Covid-19.
Desde el 3 de octubre la intercomuna sigue estancada en la etapa 2, ya que mientras los indicadores en su totalidad no muestren valores positivos, por al menos dos semanas consecutivas, no podrá superar nuevas etapas ni alcanzar mayores libertades.
En los últimos días, académicos y expertos han analizado las cifras que presenta la Región de Ñuble, asegurando que se ha constatado un aumento de carácter “leve”, pues no marca una tendencia o un cambio de escenario en la trayectoria de la curva. Sin embargo, advierten que la velocidad de transmisión ha sido constante.
En vista de la evidencia, la seremi de Salud, Marta Bravo, aclara que en la actualidad aún no están dadas las condiciones para que Chillán-Chillán Viejo puedan transitar a fase 3, paso que depende del adecuado comportamiento de la población frente a las medidas que se han impulsado para frenar la enfermedad.
“Los indicadores son variables dinámicas que responden a la situación epidemiológica de un período determinado que tiene incidencia en el avance o retroceso en el Plan Paso a Paso. En el caso de Chillán y Chillán Viejo aún hay indicadores que no están en una condición favorable que permitan avanzar de Fase. No podemos olvidar que existe circulación comunitaria del virus y mientras eso suceda, las probabilidades de nuevos contagios seguirá latente. En la intercomuna hay siete indicadores que cumplen, pero mientras la totalidad no esté en igual condición, la protección de la salud es lo que prevalece, y no se puede seguir a otras etapas”, explica la doctora Marta Bravo.
Al ser consultada por la posibilidad de que la capital regional retroceda a fase 1, la epidemióloga del Departamento de Salud Pública de la Pontificia Universidad Católica, Marisa Torres, señala que, de acuerdo al cuadro actual, es “probablemente que no, mientras no cambie de tendencia”.
Si bien la doctora indica, que en general, los indicadores que presenta Chillán-Chillán Viejo al 17 de noviembre, son positivos, aquellos como el R Efectivo y la tasa de casos nuevos, que en la tabla están en rojo, deben mejorar sus números porque son los indicadores “claves” y aquellos que muestran el estado de la pandemia en la intercomuna.
“La incidencia es el caso nuevo y es el indicador que nos dice cómo está la pandemia, es el clave, lo que hay que hacer con ese indicador es mirar cómo están trabajando los equipos de TTA (Testeo, Trazabilidad y Aislamiento), darles ánimo, invitarlos a tener una mirada distinta, a ser un poco inquisitivos en cómo están trabajando, pero eso es imposible dictaminarlo desde los sectores lejanos. Ellos mismos, a nivel local, tienen que descubrir a lo mejor algunos vacíos de información o demoras en notificar, porque todos esos detalles lamentablemente influyen”, sostiene.
La experta valora el trabajo que han hecho los equipos de TTA ya que su labor es indispensable para bajar la incidencia en este momento, considerando que aún no existe una vacuna contra el virus.
“El ideal sería 0 (Incidencia), entonces, cualquier número superior, por supuesto, que es importante. (…) Este es un desafío día a día. Ojo que si se baja el esfuerzo y el trabajo que se está haciendo ahora, en cualquier momento uno puede duplicar la incidencia, es así de riesgoso. Hasta que no tengamos vacunas, vamos a tener que estar peleando, el día a día, el caso a caso”, añade.
En relación a la variable Re, puntualizó que “está un poco por sobre lo esperado, hay que bajarlo. Ojo, que eso es lo que nosotros vemos, o sea, si se nos están pasando casos y no los tenemos contabilizados, eso es lo que no tiene que pasar”.
Durante los 9 meses de pandemia a nivel nacional, ésta aún no da tregua y al día de hoy la doctora Marisa Torres describe que la situación epidemiológica está en una “meseta”, que se mantiene, destacando la labor que se ha hecho por detectar los casos asintomáticos que son calificados como los más “peligrosos”, ya que si éstos no se identifican cada uno de ellos sería un brote.
En el mapa epidemiológico, desde el punto de vista de las tasas, Ñuble está a la par o similar a otras regiones del país. “Cuando uno mira el mapa general, las que destacan son Coyhaique que tiene mucho menos casos poblacionales, el resto está bien parecido”, enfatiza.
“Chillán en este momento tiene 199 casos activos, ahora si uno tiene esos 199 identificados, tomando el distanciamiento social y las medidas oportunas sería fantástico, pero se han mantenido las tasas porque se están produciendo transmisiones comunitarias. Si uno quisiera ser más exhaustivo sería fantástico conocer los equipos de TTA y ver si ellos están respondiendo a los objetivos, en el sentido, de que esto no se trata de llenar números, sino de controlar la dinámica de transmisión. Es complejo, pero va más allá de llenar cifras y de repente hay que ser creativos. Cuando uno hace estudios de brotes epidémicos hay que plantearse hipótesis todo el tiempo. El problema de la pandemia es que ya se ha vuelto rutina y los equipos podrían estar repitiendo los procesos y eso no hay que hacer”, recalca la epidemióloga Marisa Torres.
“Hay que estar alerta”
Para el investigador en Salud Pública y académico de la Escuela de Gobierno de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Eduardo Undurraga, la situación de Chillán es similar a lo que ocurre en otras zonas del país, donde las capitales regionales por concentrar la mayor cantidad de habitantes, influyen directamente en el comportamiento regional de la pandemia.
Advierte que en Ñuble se debe estar atento a los indicadores a raíz del reciente aumento de contagios por Covid-19. “En Ñuble no hay que estar angustiados todavía, pero sí deberían tener presente que hay que estar mirando y estar alerta, y que es motivo de preocupación este aumento que estamos viendo en los últimos días. Todavía no hay una tendencia muy marcada, es la primera semana que estamos viéndolo pero es bueno tomarlo en cuenta”, señala.
Respecto a la reproducción efectiva (Re), que es la velocidad de transmisión de la pandemia, actualmente está en rangos negativos (1.02). Según el experto el alza de este indicador se ha mantenido en las últimas dos semanas, al igual que la cantidad de contagios.
“Tuvo un aumento en la primera y segunda semana de noviembre, y eso significa que la pandemia está creciendo. Cuando es 1 se mantiene del mismo tamaño, cuando es bajo 1 decrece y cuando está sobre 1 es que está aumentando. Estas cosas hay que analizarlas juntas, el número de reproducción y la carga (cantidad de casos por cada 100 mil habitantes), y es todavía relativamente baja pero está aumentando, entonces es una razón por la que hay que estar alertar”, explica Undurraga.
De acuerdo a la Seremi de Salud la tasa de casos nuevos por cada 100 mil habitantes es de 11,49, sin embargo, el investigador miembro del equipo de la plataforma ICovid destaca que “en la provincia de Diguillín estamos aproximadamente en 14 casos por cada 100 mil habitantes. La carga promedio de la semana antepasada fue de alrededor de 8 y la pasada fue alrededor de 12 y ahí ya vemos un aumento significativo y esto es lo que hay que frenar a tiempo”.
El académico indica que la positividad de los test PCR también está manifestando un pequeño incremento pero no se compara con los niveles registrados durante el mes de septiembre, cuando la positividad de los exámenes para detectar el coronavirus bordeó el 10%.
“Cuando aumenta el número de test positivos te está diciendo que es posible que estés haciendo test a personas que tienen mayor probabilidad de estar infectadas, entonces en general al aumentar el nivel de testeo y el porcentaje de positividad refleja que las personas a quienes le están haciendo los test tienen la misma posibilidad de tener Covid”.
“Magallanes está con un nivel de positividad sobre el 10% desde mediados de agosto, y eso te dice que en Magallanes probablemente hay más casos que la cantidad de casos que estamos viendo y se reportan”, añade.
El investigador de la Pontificia Universidad Católica de Chile recalca que la responsabilidad y conductas que adopten las personas para cumplir las medidas y protocolos establecidos para evitar contagios por SARS-CoV-2 juegan un papel fundamental en la contención de la epidemia, sobre todo en las próximos meses con la llegada del verano que invita a las personas a salir de sus domicilios.
“Nos empezamos a relajar, a olvidar que hay pandemia y es algo que uno no puede olvidar. Ahora está el buen clima queremos salir, estar afuera, pero es importante cuando uno sale hacer las compras también usar mascarilla y mantener el distanciamiento”, subrayó.
Texto: Susana Núñez/Antonieta Meleán