La tarde del 21 de noviembre de 1976 Ñublense, después de 18 años de frustraciones y varios intentos fallidos, lograba la corona de campeón de Segunda División y timbraba su ascenso a la Primera División, tras vencer por 1-0 a O’Higgins, con una inolvidable palomita de Sergio Pérez, tras centro de Óscar Roberto Muñoz, en el antiguo estadio Nelson Oyarzún Arenas de Chillán.
“Esa jugada siempre la ensayábamos con Óscar Roberto Muñoz, que era un puntero extraordinario, el mejor que vi. Desbordaba, sacaba el centro y yo debía aparecer en el segundo palo. Y así lo hice, aparecí y le metí un cabezazo de palomita. Era mi fuerte. Por arriba ando bien”, evocó desde Quillota Sergio Pérez, autor de ese recordado gol al minuto 26, que le dio el primer título en el profesionalismo al Rojo.
44 años más tarde, los diablos rojos de Jaime García, tienen este sábado la gran oportunidad de repetir la hazaña de los muchachos de Isaac Carrasco que en 1976 desataron un carnaval en Chillán.
Los referentes de esa campaña histórica que por primera vez puso a Ñublense en el foco de la prensa nacional, apuestan por el equipo del “Búfalo” y creen que tiene todos los méritos para ser campeón.
Le tienen fe
“La campaña que ha hecho Ñublense es elogiable, porque ha jugado en situaciones adversas, con contagios, jugadores y técnico complicados de salud, jugando fuera de Chillán como local en Higueras, para sacar adelante esta campaña. Yo deseo de todo corazón que se coronen campeones, mis mejores deseos para este sábado. Todos anhelamos que sea campeón para que Ñublense tenga otro título y se afiance en Primera”, reflexiona el ex zaguero central campeón de 1976’, Germán Rojas.
Su compañero de zaga, capitán de ese plantel histórico y además compadre, Mario Cerendero, también cree que Ñublense puede repetir la hazaña de hace 44 años.
“Ojalá Dios quiera puedan lograr el objetivo que nosotros logramos hace 44 años, me sentiría muy feliz de que fuera campeón, porque me siento parte de la historia del club, se lo merecen”, complementa el patrón de esa defensa roja, desde María Pinto, a 50 kms de Santiago, antes de detallar la clave de la corona de 1976.
“Isaac Carrasco logró armar un plantel estructurado, con jugadores propios de buen nivel y no prestados de diversos clubes. Fue una lucha hasta el final con O’Higgins, pero le ganamos el penúltimo duelo de la liguilla y salimos campeones porque ya no nos podían alcanzar. En la última fecha de la liguilla perdimos con Trasandino en Los Andes”, evoca el defensor forjado en la Universidad de Chile.
Por su parte, el otrora lateral derecho del Ñublense del 76’, Manfredo González, quien ha seguido la campaña del Rojo de Jaime García, establece semejanzas entre ambos planteles.
“Lo que ha hecho Ñublense es más que bueno, ha marcado una gran diferencia, pero con esta pandemia cuesta compararlo con el del 76’, pero algo tienen en común y es que ambos fueron dirigidos por un entrenador que tiene muy claro lo que tiene que hacer con su equipo y en eso se parece Jaime García a Isaac Carrasco. Este equipo merece alcanzar este logro”, expresa.
Finalmente, el ex volante del Rojo 76’, Víctor Ulloa, recordado como el “cabecita de oro”, porque en esa liguilla le marcó un gol de cabeza increíble fuera del área a Magallanes para darle un empate clave a Ñublense en el estadio Santa Laura, aplaude la campaña del equipo del “Búfalo”.
“Acá se conjugan varios factores. La planificación con el sacrificio y responsabilidad del plantel y cuerpo técnico, tal como lo hicimos nosotros en 1976. Ojalá los cabros se jueguen la vida el sábado como lo hicimos nosotros ante O’Higgins. Que estén bien parados, tranquilos y creo que así será porque han hecho un gran trabajo”, sentencia Ulloa, quien evoca a su amigo y ex portero, Antonio Muñoz, quien está hospitalizado en el Hospital Las Higueras tras sufrir un infarto.
“Fue un pilar en ese equipo campeón y ahora necesita la ayuda de todos los que puedan aportar, seguro estará feliz si Ñublense es campeón”, finaliza el “Cabecita de Oro”, mientras Jaime García y sus diablos rojos a partir de este viernes ya comienzan a contar las horas para salir a la cancha y levantar esa copa que ha tardado 44 años en llegar a Chillán en el marco de un torneo de fútbol profesional.