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Los factores que explican por qué Ñuble exhibe la tasa de bancarización más baja del país

A pesar del sostenido incremento en el número de cuentas bancarias entre los habitantes de Ñuble durante los últimos cinco años, la región sigue exhibiendo bajos niveles de bancarización en comparación con el resto del país, lo que pone de manifiesto algunas características particulares de la realidad económica de la región, así como también variables demográficas y de infraestructura que limitan dicho crecimiento.

Según estadísticas del Banco Central, mientras en julio de 2021 el número de cuentas corrientes de personas naturales en moneda nacional llegaba a 56.105 en la región de Ñuble, en julio de 2025 esa cifra alcanzó a 67.188, vale decir, en los últimos cuatro años aumentó en 19,7%, incidido por los fuertes incrementos registrados en 2023 y 2024, con tasas de crecimiento interanuales sobre 10% en algunos meses.

La bancarización de la población es el proceso de inclusión financiera por el cual las personas y empresas utilizan servicios bancarios formales, como cuentas de ahorro, cuentas corrientes, cuentas vistas, créditos, pagos digitales y seguros, en lugar de depender únicamente del efectivo o de métodos informales. En ese sentido, un alto nivel de bancarización es indicador de un sistema financiero más desarrollado y puede mejorar la calidad de vida al facilitar el ahorro, la inversión, el acceso a préstamos y pagos más seguros y eficientes.

A nivel nacional, la tasa promedio de cuentas corrientes para personas naturales es de 42.070 cuentas por cada 100 mil adultos, según estadísticas de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) al cierre de 2024. Esta cifra contrasta fuertemente con la tasa de la Región de Ñuble, que es la más baja del país, con cerca de 13.480 cuentas corrientes por cada 100 mil adultos.

En tanto, se si combinan las cuentas corrientes y las cuentas vistas, la tasa nacional se eleva a 385 mil productos por cada 100 mil adultos, al cierre de 2024, según la CMF. Este número tan elevado se debe a que muchos chilenos tienen múltiples cuentas, por ejemplo, una cuenta corriente en un banco privado y una Cuenta RUT en BancoEstado, y la metodología de la CMF mide el número de productos, no el número de personas bancarizadas.

En cuanto a Ñuble, la tasa combinada de cuentas corrientes y cuentas vista alcanza a 302 mil productos por cada 100 mil adultos.

Si bien sigue siendo la región con la tasa más baja del país, la diferencia con el promedio nacional se reduce considerablemente al incluir las cuentas vista masivas, demostrando que el acceso a servicios financieros básicos es alto, pero la posesión de cuentas corrientes (un producto de mayor gama) es significativamente menor.

Con estos datos, se estima que la cobertura poblacional real, es decir, los adultos que tienen al menos una cuenta bancaria, es cercana al 97% a nivel nacional, una estimación de alta bancarización generalizada de la población chilena. Y aunque no hay un porcentaje específico para Ñuble, los datos de la CMF y otros análisis de inclusión financiera indican consistentemente que Ñuble presenta los niveles más bajos de acceso y penetración bancaria en el país.

La brecha regional se hace más evidente en la cantidad de productos por habitante y en la densidad de infraestructura física (oficinas y cajeros automáticos).

Infraestructura

Según estadísticas de la CMF, a septiembre de 2025, en Ñuble existen un total de 27 sucursales bancarias distribuidas en 17 comunas, de las cuales Chillán concentra 10 y San Carlos cuenta con tres. En tanto, 15 comunas cuentan con una sucursal, que corresponde a BancoEstado: Bulnes, Chillán Viejo, Coelemu, Coihueco, El Carmen, Ninhue, Ñiquén, Pemuco, Pinto, Portezuelo, Quillón, Quirihue, Ránquil, San Nicolás y Yungay.

De esta forma, aún hay cuatro comunas de Ñuble que no cuentan con una sucursal bancaria: Trehuaco, San Ignacio, Cobquecura y San Fabián, que tienen en común, además, altos niveles de pobreza, de ruralidad, de aislamiento y de envejecimiento de su población.

Si se compara con septiembre de 2021, se observa un leve crecimiento respecto a las 26 sucursales que había en dicho periodo y que estaban distribuidas en diez comunas; también destaca la reducción de oficinas en Chillán, de 14 a 10, debido, en parte, a la fusión de entidades; el cierre de una oficina en Yungay; y la apertura de sucursales BancoEstado en siete comunas: Ñiquén, Portezuelo, Quillón, Ránquil, San Nicolás, Pinto y Ninhue.

Asimismo, la CMF reporta que en la región de Ñuble existen, en total, 166 cajeros automáticos (septiembre de 2025), lo que representa un incremento de 7,8% respecto a los 154 que había en septiembre de 2021, un alza que fue moderada por la eliminación de dispositivos, en línea con lo que ocurre a nivel nacional, con el incremento de las transacciones electrónicas.

De los 166 cajeros automáticos que existen en la región, 97 se emplazan en la intercomuna Chillán-Chillán Viejo y 21 en San Carlos, sin embargo, en el resto de las comunas la cobertura es escasa y todos se concentran en las zonas urbanas: Bulnes (5), Cobquecura (2), Coelemu (4), Coihueco (3), El Carmen (2), Ninhue (2), Ñiquén (2), Pemuco (1), Pinto (3), Portezuelo (2), Quillón (7), Quirihue (3), Ránquil (2), San Fabián (1), San Ignacio (2), San Nicolás (2), Trehuaco (1) y Yungay (4).

Factores

Los altos niveles de ruralidad y la gran dispersión geográfica de la población, así como la alta tasa de envejecimiento, el rezago de infraestructura de servicios bancarios, los elevados niveles de pobreza y la baja cobertura de telecomunicaciones en la región, son mencionados como los principales factores de la brecha de bancarización que exhibe Ñuble en comparación con el resto del país.

Según expuso el académico de Ingeniería Comercial de la Universidad Federico Santa María, Renato Segura Domínguez, “en Chillán, el 34% de la población tiene 50 años y más; en Portezuelo, el 46% de la población tiene 50 años y más. Para las personas de mayor edad, la sucursal bancaria es relevante. En efecto, los trámites bancarios en físico tienen un rol de interacción social relevante. Además, la desconfianza es propia de nuestra cultura local. Ver la cara de quien recibe nuestra plata, es un hito que tiene valor”.

Sin embargo, explicó que “sucursales muy dispersas en el territorio no son rentables para el sistema financiero. Relacionado a este fenómeno, las personas de estos sectores concurren a retirar su dinero una vez al mes, cuando reciben un pago por su pensión o algún subsidio del gobierno, lo que fortalece la inviabilidad de instalar sucursales bancarias”.

Segura hizo hincapié en que “tenemos el 62% de la población viviendo en zonas rurales. La mayor dispersión poblacional dificulta a las empresas a ofrecer servicios financieros de manera competitiva, lo que se agrava en aquellas zonas con baja conectividad”.

En ese sentido, planteó que “se necesita una infraestructura de comunicaciones, que en muchos sectores aún no existe, para que apalanque los procesos de bancarización. Esto es un obstáculo, ya que, para las zonas rurales, la competitividad de las instituciones financieras se multiplica mediante la banca digital. De esta manera se les podría brindar un servicio financiero constante sin importar que tenga una sucursal cerca”.

El economista manifestó que “la alta informalidad de la ruralidad en Ñuble dificulta a las personas poder demostrar sus ingresos, por lo cual dejan de ser atractivas como clientes del sistema financiero. Lo mismo ocurre con los bajos ingresos que caracteriza a los hogares rurales. Además, en los sectores rurales aún se verifican las permutas como formas de transacción, lo que hace inviable la participación del sistema financiero”.

Conectividad digital

En esa misma línea, el alcalde de El Carmen, Renán Cabezas Arroyo, postuló que la baja cobertura de internet en las zonas rurales de la región es un obstáculo relevante para la bancarización de la población.

“En la práctica, esta baja bancarización significa que nuestras personas mayores, la gente del sector rural, todavía maneja el dinero en efectivo, lo cual, claramente, es más propenso a hechos delictuales, a estafas, sobre todo, cuando la gente rural baja a la zona urbana una o dos veces al mes para abastecerse o va a hacer sus compras, así que claramente tiene implicaciones negativas”, sentenció.

“Además, esto no nos permite poder tener una caracterización económica real de las familias de la comuna”, acotó el jefe comunal.

En ese contexto, recordó que la apertura de una sucursal, por parte de BancoEstado, en 2016, acercó los servicios bancarios a la población comunal. “La llegada del banco ha sido una oportunidad, pero más que todo para las transacciones de agricultores medianos o más grandes y, sobre todo, el uso de la Cuenta RUT”, indicó.

“Pero, en la práctica -continuó Cabezas-, hay un gran factor que afecta la bancarización en la población rural, que es la conectividad digital, porque en los sectores rurales sigue existiendo una muy mala señal, con baja conexión a internet, y si no hay señal, no se pueden hacer transferencias”.

El alcalde sostuvo que “esta brecha implica que la gente en zonas rurales opte por no tener su plata en cuentas de banco, sino que manejarse con efectivo, por la mala señal y conectividad, que también es un factor importante, que se ha hablado mucho en la región de que se va a mejorar, pero en la práctica, tenemos mala conectividad digital, mala conexión de teléfono en los sectores rurales, con una brecha que sigue muy presente”.

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