Fuera de México existen dos murales de Siqueiros, los dos están en Suramérica, uno en Buenos Aires y el otro en Chillán. Ambos tienen historias singulares. El de Buenos Aires llamado Ejercicio Plástico, fue pintado en 1933, en el sótano de una finca de un potentado uruguayo de apellido Botana, dueño de un diario sensacionalista que tenía entre sus curiosidades articulistas cómo Einstein y otros notables de la época. Botana contrata a Siqueiros, que había tenido una tibia acogida en sus conferencias cargadas de retórica revolucionaria, prácticamente por la subsistencia del muralista que pasaba por apreturas económicas.
Está en Buenos Aires con su esposa, la poetisa uruguaya Blanca Luz Brum, quien es su musa, en un mural que representa a unas sirenas que están detrás de un vidrio, en una especie de acuario mirando hacia el piso que también está pintado. Blanca Luz hacia el final del mural abandona a Siqueiros y se queda con Botana, Siqueiros despechado borra los rostros de su musa y bella mujer, y los reemplaza por rostros de muñecos infantiles. Regresa a México para volver a Sudamérica en noviembre de 1940, recala en Chillán con su última esposa, la mexicana Arenal y una hija de siete años, para pintar en la Escuela México el mural Muerte al Invasor. ¿Cuál es la diferencia con el mural Ejercicio Plástico, hoy restaurado e instalado en un museo al costado de la Casa Rosada?
El mural de la capital argentina carece de contenido político, lo cual es una excepción en la pintura de Siqueiros, tal vez por imposición de Botana, que al igual que el gobierno y la política argentina de la época era de derecha, a diferencia de Chile que en 1940 era gobernado por el Frente Popular.
El mural hoy instalado al lado de la sede de gobierno argentino, está en una reproducción del sótano abovedado de la casa de Botana y fue expropiado por el gobierno para su restauración y hoy día se exhibe cómo la pieza principal del Museo Bicentenario, donde está parte de la historia de Buenos Aires y de los presidentes que han gobernado argentina. Es un espacio mucho más pequeño que la biblioteca de la Escuela México, se visita con extremos cuidados y es
relatado por expertos en historia de Argentina que contextualizan el momento histórico que vivía la vecina nación. Ambos murales representan dos momentos distintos de nuestra historia americana.
En Chillán, un Siqueiros impactado por el terremoto y en plena reconstrucción, recoge una evolución en su pintura que ya asoma en 1933 en Buenos Aires, para explosionar y pintar lo que Carlos Fuentes denominó cómo “La capilla Sixtina de América”. El mural de Buenos Aires, en cambio, es una excepción en la pintura de Siqueiros, carece de contenido político, por ello se llama Ejercicio Plástico.
El de Chillán, por su parte, no es mezquino en contenido histórico, político y social. Un Siqueiros en plenitud, inspirado en su propia visión del mundo plasma su obra cumbre. El de Buenos Aires, al lado de la Casa Rosada, está en un museo de alta calidad, a diferencia del de nuestra ciudad, que está en la Escuela México, con horario de visita restringido, solo cuando la escuela está abierta. Es hora de tomarse en serio a nuestro David Alfaro Siqueiros y su mural Muerte al Invasor.