Llegamos a tiempo

Llegamos a tiempo
Señor Director:
Como hemos informado, Gustavo Martin, de antigua prosapia en esta tierra, brillante académico en Australia, vive sus últimos días y, desde ese insólito pedestal se despidió de todos sus amigos con una conmovedora carta.
Con la lectura de aquella misiva, le envié una “Carta Mensajera” con la esperanza que alcanzara a llegar por mi intermedio el abrazo de quienes lo conocimos y quisimos desde los tiempos estudiantiles donde comenzó a destacar por su palabra oral y escrita y por su compromiso con la sociedad.
Contra toda previsión, gracias a la atención del diario y a la tecnología, alcancé a llegar a tiempo y pudo leer nuestra carta publicada 25-IV-2025: “Tu carta me ha hecho llorar… la llevaré conmigo, entre mis manos apretadas, el cariño y el recuerdo imborrable de cada uno de ustedes…” He recordado sus últimos viajes, nuestras pláticas recorriendo la ciudad que le impresiona por su formidable desarrollo material que, desgraciadamente, compartimos, que en la vieja ciudad había menos resplandor, pero las artes y las letras se notaban con la fuerte presencia de aquellos inolvidables maestros: Gumercindo Oyarzo, Enrique Gajardo Velásquez, José del Canto, Edgar Perramón, Baltazar Hernández… para nombrar sólo algunos que por medio siglo hicieron brillar a la sociedad musical Santa Cecilia, Tanagra, coros, teatro, radiodifusión… ¡Nada de aquello se observa hoy día con la fuerza con que Chile entero reconocía a Chillán como un verdadero centro cultural.
En casa lo recuerdo recorriendo mi biblioteca, contándome cómo crecía su biblioteca y luego lo veo en el comedor compartiendo nuestras inolvidables longanizas que se dejan acompañar por todos los vinos con la sola exigencia que sean de calidad.
Adiós querido amigo, si Chillán se ocupara de la memoria de sus buenos hijos, me quedaría tranquilo, seguro que no serías olvidado.
Alejandro Witker