Señor Director:
Sin lugar a dudas que el país tiene una deuda histórica en materia de salud. Tener un sistema de calidad y que entregue atención oportuna a todas las personas es una tarea que no ha podido ser lograda, pero a su vez, tampoco resiste que se siga postergando, pues urgen soluciones que deberían venir de un trabajo conjunto entre el sector público y privado.
De la amplia gama de problemas a resolver, quizás uno de los más importantes es dar solución a las eternas listas de espera, ya que se trata de un tema que impacta directamente, y de forma muy significativa, en la calidad de vida de las personas.
Según cifras que ha entregado el Ministerio de Salud al Congreso, el primer semestre de 2022 cerró con más de un millón 750 mil personas esperando una consulta con un especialista; con casi 300 mil aguardando por una cirugía y más de 67 mil una atención GES, con demoras de hasta 600 días.
En este sentido, cabe preguntarse: ¿El Estado puede resolver esto por sí solo?, ¿cuál es el rol –no sólo operativo, sino también social y ético– del sector privado frente a esta cruda realidad? La respuesta parece llevar a un camino inequívoco: se necesita generar un importante modelo público-privado y que el debate sea en un tono de mayor unidad.
¿Por qué urge avanzar en esto? porque lo que hay detrás de los datos son miles de personas esperando en malas condiciones de salud, y peor aún, terminando sus días sin haber podido atenderse oportunamente. En un año tan complejo, donde muchas inversiones están en pausa, es momento de comprender que este problema es una prioridad nacional, que implicará un gasto que debe venir muy de la mano de una gestión eficiente, pues lo que está en juego es la justicia social expresada en el acceso oportuno y equitativo a la salud.
Mildred Mayr, Gerenta de Desarrollo Sur de Grupo Medical