Líderes políticos carismáticos
Señor Director:
En la época que vivimos, es casi inexistente un líder político de rasgos o atributos sobresalientes. Este sólo posee un grado mayor de habilidades políticas y personales que la gente común. Y en general, nuestra actual generación de políticos es bastante mediocre y no tiene gran brillantez. Lo que importa de un político, es su personalidad auténtica, la trayectoria vital, un pensamiento político claro y su proyecto.
No es con el arte de la retórica como se debe gobernar, ni bajo un aura emocional; como tampoco bastaría el carisma. Pareciera que históricamente, un tipo de liderazgo como el carismático centrado en la personalidad del líder, ha causado bastante daño a la sociedad. Líderes de esa categoría parten promoviendo el desapego a sus partidos políticos de origen (ocultándolo). Instalan mensajes dirigidos a un pueblo “bueno y trabajador”, intentando asimilarse a su electorado. Procuran construir una comunidad sentimental, donde las relaciones sociales se modelen según subjetividades afectivas. Pero resulta que la política, que no es otra cosa que la distribución del poder y el ejercicio racional de este, va generando un cierta frialdad y distanciamiento respecto de las personas y las cosas. Cuando el líder debe responder a las múltiples demandas materiales de las masas, el puro carisma y cercanía ya no bastan, como tampoco es suficiente el manido recurso de la manipulación emocional.
En el actual escenario, con una sociedad asediada por la inseguridad, una situación económica desfavorable y una crisis de representatividad política. Quienes pretendan dirigir los destinos del país, no pueden seguir desconectados de la realidad, ofreciendo aspiraciones de cambio meramente empáticas.
Marcelo Moraga A.
La vulnerabilidad geográfica de Chile
