Señor Director:
El viernes 14 de junio se publicó en el Diario Oficial la tan esperada Ley 21.675, denominada “Ley Integral de Violencia Contra las Mujeres”, culminando así un proceso de tramitación que duró siete años en el Congreso. Esta ley representa un hito significativo en la lucha contra la violencia de género en nuestro país, proporcionando un marco legal robusto para la protección de las mujeres y la erradicación de todas las formas de violencia simbólica, sexual, psicológica física, económica, entre otras.
En este contexto, es crucial destacar los hallazgos del reciente proyecto sobre “Trayectorias exitosas de movilidad social ascendente en Chile”, realizado por el COES (Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social). Este estudio ha demostrado que la experiencia de movilidad social juega un papel vital en la capacidad de las mujeres para alejarse de situaciones de violencia. Al ascender en la escala social, las mujeres no solo ganan independencia económica, sino que también fortalecen su autoestima y autonomía, elementos esenciales para resistir y superar la violencia de género.
La lección es clara: Políticas que promuevan el acceso a la educación, el empleo digno y la igualdad de oportunidades son fundamentales para garantizar que las mujeres puedan alcanzar una posición socioeconómica que les permita vivir libres de violencia.
Es imperativo que la sociedad en su conjunto apoye la aplicación de esta ley y los programas de movilidad social, entendiendo que la autonomía de las mujeres es una estrategia clave para erradicar la violencia de género. Solo a través de un esfuerzo colectivo podremos aspirar a una sociedad más justa y equitativa, en la que todas las mujeres tengan la oportunidad de desarrollar plenamente su potencial sin temor a cualquier tipo de violencia.
Denisse Sepúlveda Sánchez
Investigadora Asociada Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES)