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Las crecidas de los ríos de la zona Centro-Sur de Chile, durante el invierno de 2023, demostraron que los criterios para los planes reguladores en muchas de las ciudades del valle central, no contemplaron factores de riesgos naturales, por lo que no existían los mapas de riesgo.
Ese “sano hábito” de crear áreas restringidas es apenas propio de los últimos planes reguladores comunales de que aquellas comunas que los han renovado después de 2018 en el país, por lo que Chillán ni Chillán Viejo contaban con uno.
No hasta ahora, que el recientemente oficializado Plan Regulador Intercomunal Chillán-Chillán Viejo (Prich) definió diversas zonas de restricción, con base en criterios técnicos que se sustentan en cuatro tipo de áreas: de riesgo de anegamientos, de riesgo de presencia de rodados y aluviones, de inundaciones por desborde de cauces y áreas de riesgo de incendios forestales.
Además, la nueva carta de ordenamiento territorial, prohíbe también, la construcción de cualquier tipo de infraestructura habitacional, de servicios o recreativa en otras cinco zonas, que son las que están ocupadas por la vía férrea, tendido eléctrico (AT), gasoductos, oleoductos y canales, estableciendo, finalmente, un zona no edificable en el predio en el que se encuentra emplazado el aeródromo Bernardo O´Higgins, en el camino a Coihueco.
Estas zonas (se pueden revisar en detalle en el sitio Web del Gobierno Regional de Ñuble), de haber existido con anterioridad, habrían evitado en una gran proporción, los desastres ocasionados por los incendios forestales del verano de 2023 y los derrumbes e inundaciones de muchas viviendas aledañas a los ríos Ñuble, Chillán y Cato, en el invierno del año pasado, por lo que tanto para los alcaldes Camilo Benavente, de Chillán; como para Jorge del Pozo, de Chillán Viejo, esta nueva disposición les entrega una nueva herramienta para, no solamente evitar tragedias, sino para poder tener un poco más de control en el fenómeno de la expansión demográfica que se ha evidenciado en las dos ciudades.
“Para nosotros, esto constituye una muy buena herramienta de control, porque algunas inmobiliarias, cuando acceden a ciertas aperturas que el Plan Regulador les entrega, la Municipalidad no puede oponerse a ninguno de sus proyectos en la medida que estos cumplan con la ley; pero, si el Prich no autoriza o regula con mayor criterio la densidad habitacional o define estas zonas de riesgo, restringiendo las construcciones, entonces ya podemos pensar en una comuna que puede crecer con mayor eficiencia, seguridad y responsabilidad medioambiental”, sostuvo Benavente.
Sin embargo, hay un problema que precede a la entrada en vigencia del Prich, y es la existencia de loteos brujos o de algunos caseríos construidos de manera irregular en sectores que los exponen, precisamente, a incendios e inundaciones.
La mayor parte de las casas que sufrieron inundaciones, o derechamente, se las llevó la corriente del río, durante el invierno pasado, estaban ubicadas literalmente en el borde del caudal.
Mientras que el sector de la Villa Doña Francisca, que vio casi una decena de casas afectadas debido a la cercanía de sus límites con un predio de matorrales y árboles, “está, en estricto rigor, ubicado en un lugar de riesgo, pero sin embargo, eso ya no puede ser intervenido”, añadió.
Tras las inundaciones del mes de mayo, el investigador de la UdeC, Octavio Paz, explicó que “cuando se empezó a discutir el tema de las parcelaciones, el criterio era la protección del suelo agrícola, pero no se consideraron los sectores con factores de riesgos que era donde se empezaron a asentar las personas, de hecho, prácticamente no existen los mapas de peligros de inundación ni de las zonas de peligro, tampoco dentro de los sectores urbanos que sí cuentan con instrumentos de planificación”.
Lo anterior es clave para entender hasta dónde puede llegar el caudal de un río en caso de desbordes o una crecida.
Por otro lado, “la información de los caudales, desde mucho tiempo hacia atrás, están disponibles. En Europa, eso ya lo tienen estudiado desde hace mucho tiempo, y por eso ellos no tienen estos problemas”, advierte.
De los 322 puntos de riesgos por desastres naturales que en 2022 fueron identificados en la región de Ñuble, la capital regional tiene 11 de riesgo medio y 7 de riesgo bajo; mientras que en Chillán Viejo, se identificaron uno de riesgo alto y dos de riesgo medio.
Ninguna de las dos comunas presenta zonas catalogadas de muy alto riesgo.
Por otro lado, y considerando que no es posible reubicar las casas que ya se encuentran en las zonas de riesgo de desborde de canales y ríos, el MOP ha invertido cerca de $22 mil millones en el plano regional, para mejorar las defensas, caminos y puentes dañados.
A enero de 2024, acreditaban 31 obras que involucran encauzamientos de ríos, protección de riberas, enrocados, trabajos en Servicios Sanitarios Rurales, y obras de riego, estas últimas estaban centradas en el sistema del Canal Coihueco y Laja-Diguillín, los que ya finalizaron.
Aseguran, además, un 54% de avance en DOH, y los encauzamientos que permitieron tener una temporada de riego sin afectaciones, por lo que en estas semanas se han abocado a las obras de protección.
En cuanto a los incendios, se asegura que el Gobierno ya completó la entrega de casas de emergencia y a través del MOP, se aseveró que ya se repuso el último de los puentes destruidos por el fuego en Ñuble.
En el plano comunal, Camilo Benavente, dice estar satisfecho con las faenas que desde la Conaf, el Gobierno, las empresas privadas y la Municipalidad, han realizado para bajar las incidencias de incendios en la comuna.
“Hubo una muy buena coordinación y una excelente planificación, al menos pudimos avanzar en la creación de más de 12 kilómetros de cortafuego, en el sector más complejo, que fue en la zona sur de la ciudad. La última vez que hubo un amago de incendio se actuó conforme al protocolo y aparecieron en el lugar 10 carros de Bomberos de forma inmediata”, relató.
Identificar las zonas inundadas
Los estragos del invierno pasado en Chillán Viejo se generaron en las inmediaciones del río Chillán.
Esto, a juicio del alcalde Jorge del Pozo, les permitió identificar de manera previa -y catastrar- las zonas con riesgos de inundación en su comuna.
“Y felizmente, no tuvimos casos de familias damnificadas, pero de todas maneras tenemos que estar pendientes para evitar por todos los medios, que lleguen a instalarse algunas personas a vivir en esos sectores”, apunta.
Pero sí hubo afectados por los incendios forestales. “Entonces, nosotros ya estábamos preparando acciones legales para poder frenar a las empresas forestales, las que a nuestro entender, no cuentan con las medidas de prevención ni cuentan con los resguardos necesarios, pero ahora, con la entrada en vigencia del Prich, nos encontramos con una herramienta de regulación que para nosotros es fantástico”, advierte.
La nueva jaula verde
Si bien, las zonas de riesgo por contaminación, no se considera en el mapa de riesgo del Prich, el nuevo Plan Regulador, sí le echó una mano a la Municipalidad de Chillán Viejo para poder delimitar y contener un problema contra el que llevan peleando por años, sin que hasta la fecha, la justicia dé muchas señales de estar del lado de ellos.
El Prich, dentro de las nuevas áreas de uso de suelo exclusivo para creación de zonas verde-urbanas, generó una franja completa con estas limitaciones en torno al relleno sanitario, Volta Ecobío.
Es la única planta grande de la región, por lo que no solo las comunas de Ñuble la utilizan para la disposición de desechos, sino que también vienen de ciudades del Biobío e incluso, se plantea la posibilidad de habilitarla como estación para recibir deshechos industriales desde la Región Metropolitana, en caso que no se aperture la planta de Til Til, lo que encendió aún más las alarmas en la Municipalidad.
“Pero ahora, gracias al Prich, esto se acaba de una buena vez. No se van a poder expandir y al no poder expandirse, podemos decir que el relleno tiene sus días contados”, sostuvo Del Pozo.
Conforme a los análisis realizados por la Superintendencia de Salud, la empresa tiene capacidad para seguir funcionando en las actuales condiciones sólo hasta el 2034, es decir, para 10 años más. Y cerrar.
Aún no hay un plan oficial que permita conocer cuál será el destino de la basura domiciliaria del resto de la comuna, considerando que cada ciudad sólo cuenta con estaciones menores y que desde la seremi del Medio Ambiente, se ha trabajado en la implementación de composteras y vermicomposteras.
Pero nada que reemplace al relleno.
“Hay un plan que está trabajando el Gobierno para que cada región pueda contar con un relleno de uso exclusivo para sus propias comunas, y así evitar que vengan de otras regiones a dejar sus desechos acá. Creemos lógico que esa iniciativa pueda prosperar y ejecutarse de aquí a 10 años más”, apunta Camilo Benavente.
Del Pozo, quien hace un cálculo similar, añade que “estamos justo a tiempo para que trabajemos en una mesa con el Gobierno Regional para buscar un lugar para el futuro relleno sanitario de Ñuble, que por cierto, esperamos que no sea en Chillán Viejo”.