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Este martes 2 de abril en la Sala Claudio Arrau del Teatro Municipal se presentará el libro “Voces de niñez migrante en Chillán: relatos de mitos y leyendas sin fronteras” (Ariadna Ediciones, 2023) de la docente e investigadora chillaneja María Loreto Mora Olate. La actividad se llevará a cabo a partir de las 18.00 horas y el libro será presentado por la doctora Susan Sanhueza Henríquez, profesora titular de la Universidad de Chile en donde María Loreto se desempeña como profesora investigadora postdoctoral del Departamento de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales de la misma casa de estudios.
A tan solo horas de la presentación, María Loreto, quien es profesora de Castellano y Comunicación Social, conversó con La Discusión en torno a cómo fue trabajar la temática de mitos y leyendas con más de treinta niños migrantes que se están abriendo paso en la ciudad junto a sus familias.
¿Cómo nace la idea de hacer este libro?
Este proyecto surge en medio de la pandemia en 2020, por una inquietud que deriva de mis estudios doctorales de educación. Mi línea de investigación está relacionada con migración y curriculum escolar y con la experiencia de los profesores que escolarizan y educan a estudiantes extranjeros, pero me faltaba llegar directamente a los niños y niñas. Maduré la idea de trabajar este tema desde el patrimonio cultural inmaterial, específicamente, los mitos y leyendas que los niños portan consigo como parte de su bagaje cultural. Dentro de las opciones para financiar este trabajo estaba el Fondart Regional Línea Culturas Migrantes en la modalidad de Investigación. Lo postulé como proyecto el 2022 para ser implementado el 2023.
¿En qué consistió?
Realicé talleres en tres de las escuelas que tienen mayor cantidad de matrícula migrante en Chillán: Escuela México, Reyes de España y Juan Madrid Azolas, comenzamos en abril del año pasado, les compartí leyendas locales y chilenas, para que ellos, mediante distintas dinámicas, fueran relatando sus propias historias. Hay mitos y leyendas de países como Venezuela, Colombia, Cuba, Perú, Ecuador, Argentina, Bolivia, entre otros. Ellos iban contando sus historias de manera oral y luego escribiéndolas en unas libretas. También ilustraron sus mitos y leyendas. Todo ese trabajo se procesó puliendo los textos siempre manteniéndolos de acuerdo a sus edades (de 6 a 12 años). Los dibujos también se trabajaron digitalmente. El diseño corrió por cuenta de Paula Riffo. Es un grupo de 35 estudiantes, con los que también fuimos a grabar sus voces a la sala de audio del Centro Cultural Municipal. Con ese material hicimos un podcast que ya está en Spotify. Asimismo, hay un video que será publicado dentro de los próximos días en Youtube. Para terminar, el prólogo del libro lo escribió María José Ferrada.
¿Qué relatan los niños?
En realidad, al escucharlos compruebas que hay una matriz común en algunos relatos de América Latina y el Caribe. Escuchabas las historias y pensabas que había, por ejemplo, un parecido con la historia del Trauco. Tenemos más similitudes que diferencias entre los países, porque en el fondo estamos unidos por un patrimonio cultural oral común; ellos mismos se iban dando cuenta. Las profesoras ayudantes también son extranjeras (Magdelin Grave de Peralta, Jelitza Bonomie y Karem Mogollón), ellas fueron mi brazo derecho en el proyecto para implementar los talleres, en la metodología, ellas me ayudaron asimismo con algunas expresiones o palabras que yo no conocía.
¿Cuál es el sentimiento en lo personal que te quedó luego de este trabajo?
Eso es muy importante porque, en este caso, los niños no deciden migrar, ellos acompañan a sus familias, a sus padres, pero no es una decisión propia. Entonces, fueron saliendo relatos de forma espontánea en torno al tema, y siento que se dio una dinámica muy rica de diálogo; ellos iban recordando su trayectoria migratoria y eso me emocionaba mucho por el nivel de conciencia que tienen, la valoración que ellos hacen de sus escuelas y profesores acá en Chile; las niñas y niños que han migrado a Chillán, valoran mucho la educación que están recibiendo, aman su escuela, son entusiastas y comprometidos con las actividades que se les propone. Los talleres se realizaron fuera del horario escolar y ellos se quedaban felices. Para mí, como investigadora, ha sido una experiencia enriquecedora también en la parte humana. También me di cuenta que las familias se comprometieron con el proyecto, estaban muy pendientes, acompañaron a los niños al Centro Cultural a grabar, las familias que se quedaron en los países de origen reconocen en las redes sociales del proyecto, a sus nietos en el trabajo que hemos hecho, por eso también el libro va a estar en versión digital en la editorial Ariadna para que puedan acceder a él desde cualquier punto del planeta de forma gratuita.
¿Qué viene ahora para ti tras el lanzamiento?
Estoy enfocada en un Proyecto Fondecyt de postdoctorado patrocinado por la Universidad de Chile en la Facultad de Ciencias Sociales; ahí estudio la educación intercultural desde la formación inicial docente; y hay otro libro que estoy trabajando con Sara Joiko en torno a educación y migración desde la mirada de las regiones, en esta deuda pluricultural que nos queda. Independiente de la Constitución que tengamos, la diversidad cultural está ya instalada en nuestro país. En estas líneas estoy trabajando y si te fijas, todo me lleva a la niñez; para lograr tener una educación intercultural tenemos que tener profesores formados desde ese enfoque y formadores de profesores desde esa perspectiva. Sigo y seguiré en el campo educativo. En estas líneas estoy trabajando y si te fijas, todo me lleva a la niñez; para lograr tener una educación intercultural tenemos que tener profesores formados desde ese enfoque y formadores de profesores desde esa perspectiva. Sigo y seguiré en el campo educativo