Señor Director:
En la modernidad, donde la tecnología y el pragmatismo predominan, es crucial recordar la necesidad de las humanidades en nuestra formación. La supremacía de la técnica sobre el pensamiento crítico y la ética conduce a una era de banalidad y explica las crisis actuales. Las humanidades nos permiten entender la condición humana y enfrentar dilemas éticos.
La formación profesional centrada solo en competencias técnicas olvida que el verdadero profesional es un ser humano íntegro, consciente de su entorno cultural y moral. La falta de valores y el relego de disciplinas humanísticas nos empobrecen, dejándonos desarmados ante la complejidad del mundo.
La educación debe fomentar la reflexión crítica, la empatía y la justicia. Un buen ser humano siempre será un buen profesional. Es imperativo reivindicar las humanidades en la educación para aspirar a un progreso verdaderamente humano. Las universidades deben asumir esta responsabilidad.
Jorge Gacitúa Muñoz
Académico de Derecho Universidad San Sebastián