El fútbol amateur de Chillán tiene dos caras.
Una que desagrada, avergüenza, apena y decepciona. Que tiene cicatrices generadas por la violencia que, cada cierto tiempo, se toma las canchas, echando por tierra todos los esfuerzos por detenerla.
Y otra limpia y resplandeciente. Que enorgullece. Brilla. Que saca aplausos, cosecha elogios, mira de frente con orgullo y es un ejemplo con grandes logros deportivos.
Hace algunos días, lamentábamos la gresca que animaron jugadores de los clubes Lucero y Estrella del Pacífico y antes, la agresión de un entrenador a un árbitro.
Sin embargo, este fin de semana, fiel a su gran e histórico buen nivel futbolístico, el balompié local volvió a dictar cátedra a nivel competitivo, clasificando a la final regional con las series juvenil sub-16 de Avance, la sub-18 de Unión Española y seniors 45 años del Deportivo Cóndor.
Solo Juniors, en serie sub-14, no logró el objetivo, pero no alcanzó a empañar la gran campaña de estos clubes representando a la Región de Ñuble, ahora, de cara a la gran final regional.
La excelente imagen que proyecta el fútbol local a nivel deportivo, no puede seguir empañándose, incluso a nivel nacional, con actos de violencia que no han podido ser desterrados de las canchas ni con charlas, drones ni campañas.
La dirigencia de ANFA, todos los actores sociales, un equipo multidisciplinario e intersectorial, junto a las autoridades, deben trabajar de la mano para que este flagelo no termine destruyendo todo lo bueno que han hecho estos y otros clubes por dejar en alto el nombre de Chillán y Ñuble en el concierto regional.
