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Competencias técnicas y políticas

El servicio público, tradicionalmente considerado como una vocación noble y abnegada, es hoy objeto de diversos cuestionamientos asociados a casos de corrupción y otras situaciones irregulares que lo alejan de su esencia, esto es una fuerte inclinación hacia un trabajo en beneficio de los demás o hacia una causa común, al margen de las consideraciones personales.

Diferentes sectores políticos, según la conveniencia electoral, han lanzado duras críticas haaaacia él, algunos incluso proponiendo una fuerte reducción de ministerios y sus representantes en regiones.

La crisis que involucra al Estado y a las fundaciones y más recientemente, la polémica compra de la casa de Salvador Allende, es solo la parte visible de un problema mayor, a saber, la excesiva dependencia de los funcionarios públicos con respecto a los cambios de gobierno, pues cada cuatro años se adiciona la discutible exigencia de militancia o simpatía política con los partidos oficialistas para trabajar en el aparato estatal.

El riesgo de esta vía -transitada por la derecha y la izquierda- es la segura infiltración del cuoteo, práctica que termina dañando el servicio público por la baja calidad de los bienes y servicios que produce, todo lo contrario a lo que el país y sus habitantes necesitan.

Bajo esta lógica, el servicio público deja de ser una vocación, para convertirse en una posición y/o plataforma electoral, y la diferencia es gigantesca: ya no se proyecta necesariamente al bien común. En el mejor de los casos, es una mezcla de preocupación pública y de beneficio personal y político.

En el caso de nuestra región, a pesar de que es burdo generalizar y de que no se duda que muchos procesos de reclutamiento atrajeron a personas competentes y dedicadas, como en muchos otros aspectos, en el institucional Ñuble tenía la oportunidad de hacer las cosas de un modo distinto y mejor para profesionalizar la carrera funcionaria. Habría sido un vuelco de campana: sin cuoteo, trenzas partidarias y la injerencia de parlamentarios y caciques políticos locales. Lamentablemente, hace 7 años fue otra la mirada que orientó la selección e incorporación de funcionarios y es de esperar que no ocurra lo mismo si en la próxima administración se completan las plantas de las reparticiones que presentan déficit, algunas de hasta un 40%, como ha denunciado la Asociación de Empleados Fiscales.

El servicio público bien inspirado requiere de una mirada técnica y profesional. Esta visión técnica será muy bienvenida si permanece unida a la calidad humana que es propia del servicio.

Siendo ambas dimensiones necesarias, hay casos en que el justo equilibrio puede ser complejo. Cuando hay que tomar decisiones, es necesario priorizar y los criterios que fundamentan las distintas opciones pueden entrar en contradicción.

No se trata, entonces, de saltar de un extremo a otro de la repartija de cargos y las ambiciones políticas al frío celo profesional, sino de esperar un justo balance, donde lo técnico y político se combinen para generar el máximo bienestar posible para los ñublensinos y ñublensinas.

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