“Ufff, tengo varias anécdotas”, suelta de entrada el ex utilero de Ñublense, Juan “Bichi” Zapata, quien fue protagonista de sabrosas historias que desclasifica en tiempos de pandemia y que podrían dar, perfectamente, para un entretenido libro.
No es el único que tiene increíbles vivencias para contar. En vísperas del levantamiento de la cuarentena, La Discusión recopiló sabrosas anécdotas de hinchas, jugadores y hombres de radio. Póngase cómodo. Lea y sonría. Y olvídese por algunos minutos del coronavirus.
La odisea de Huancayo
Juan Zapata viajó con el plantel a Perú el 2008 por la Copa Sudamericana y vivió una especial.
“Me enviaron antes, de Lima a Huancayo. Ese viaje fue una pesadilla. Tuve que irme en dos taxis porque la utilería no cabía en uno y me fui con un hincha. Llegamos tarde viajando por la sierre peruana. Encima del partido, atrasados, cuando estaba preparando la ropa, llegaron los jugadores y salieron prácticamente a jugar. Después el piloto no quiso despegar en avión por una tormenta eléctrica que se venía y nos fuimos en bus, los jugadores vomitando. Una locura”, detalla.
Zapata desclasifica más anécdotas. “Una vez el zaguero César Bravo fue al banco a cobrar un cheque y la cajera le dijo ‘usted es el titular y Bravo respondió, no, yo estoy lesionado, estoy en la banca, pero ya volveré a ser titular, jajajajaja. El medio leseo después”.
“La de la mosca es muy buena. El portero Diego Fuentes, que era joven, fue a firmar su contrato y el gerente le dijo. ‘Haz una mosca y ya vengo. Diego, en vez de firmar dibujó una mosca. Pobrecito. Inocente”, recuerda matándose de la risa.
La maleta y Rubén Sellman
El portero Jaime Bravo, portero del Ñublense que clasificó a la Copa Sudamericana del 2008, aporta otras.
“Al Turco Abdala le perdieron la maleta llegando a Perú y yo le dije. Oye, parece que te vas por un mes, tremenda maleta y más encima le pierden justo la suya, jajaja”.
Zapata complementa: “Edgardo Abdala llevaba unas 60 lucas en ropa y el seguro le devolvió 250 mil, salió ganando jajaja”.
El “Bichi” no para y agrega la del desaparecido Rubén Sellmann.
“Le habíamos ganado a Cobreloa el 2008 en Collao y voy a buscar un balón que era del club y que se estaba llevando el juez Rubén Sellman y le digo: ‘Profe, devuelva la pelota. Y me dice: ‘sale guatón c….dile a Fernando Díaz que agradezca que le regalé un penal. Y eso le fui a decir al “Nano” y me dijo…ahh sí, déjalo”.
Saliendo del motel
Julio Fernández, reportero histórico de Radio Ñuble, tiene miles de historias. Pero revela dos sabrosas. Cuenta que cubriendo un partido de Ñublense en Buin, junto a los desaparecidos hombres de radio, Jorge Antonio Quijada, Mario Landa y Washington Escobar, tiraron metros de cable detrás de un motel cercano al estadio y cuando necesitaban almorzar, la dueña del Motel “Las Paltas”, del “Cabro” Carrera, les dijo que podían comer ahí mismo.
“Cuando salimos del motel los cuatro, ni le cuento como nos molestaron llegando al estadio, jajaja”.
“Tres días viajando a Perú”
El hincha Orlando Escamilla, revela que para el inolvidable partido de Ñublense ante San Felipe de octubre del 2006, que permitió el ascenso a Primera, fue al estadio y era su cumpleaños. Estaba triste porque sus hijos no lo había saludo.
“Sin embargo, cuando Zanatta anotó el penal y subimos, mis hijos me abrazaron y me dijeron ‘papá, feliz cumpleaños, este es el regalo que te teníamos. Ahí lloramos juntos”, sentencia.
El fanático de Ñublense, Rodrigo García, que fue panelista del “Show de Goles”, desclasifica la anécdota que marcó su vida. Viajó por tres días a Lima, Perú, para relatar el partido entre Sport Ancash y Ñublense para una radio, tras recibir 200 mil pesos de dos personajes políticos de la zona. Pero no viajó con el plantel en avión, sino que en bus.
“Viajé tres días por tierra a Lima, llegué en la mañana al Hotel de Miraflores y sin plata. Le rogué a la dirigencia que me llevara a Huancayo en el chárter y aceptaron. Estuve en el partido, que perdimos 4-0. Pero después me quedé tres meses más en Lima, donde hasta me hice pasar por representante de Luis Flores Abarca, a quien quise vender a Universitario de Lima”, sorprende.
Claudio Merino, finalmente, hincha del Rojo cierra el vendaval de anécdotas: “Me corrí de clases para ir a ver a Ñublense a Linares, me siento en el bus y veo subir al Jefe del Daem, me hundí en el asiento y me fui fondeado. Y otra vez, cuando no tenía plata, salté la pandereta del estadio y quedé colgando de los alambres y el guardia esperándome abajo”.