El Obispado anunció las actividades de Semana Santa, la primera marcada por la llegada a la Diócesis del administrador apostólico, Sergio Pérez de Arce, y por los casos de abuso sexual que han salido a la luz, que suman al menos 10 denuncias investigadas por la justicia eclesiástica y/o la civil.
En el cronograma se resalta la visita del arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, quien presidirá hoy la misa crismal en la Catedral de Chillán, acompañado por los presbíteros de la Diócesis.
El administrador no realizará la eucaristía debido a que este tipo de celebración solo puede ser dirigida por un obispo.
“Nos estamos preparando para vivir la semana más importante del año litúrgico. Celebramos la muerte y resurrección de Cristo que es el centro de nuestra fe. Pero no lo hacemos solo por recordar hechos del pasado. Creemos que Cristo resucita, vive entre nosotros y es una manera de renacer a la fe y fortalecernos en el testimonio cristiano”, precisó el administrador.
Cambio de énfasis
La comunidad laica y la Comisión de Apoyo Integral a Víctimas de Ñuble, si bien rescatan el cambio de estilo de Pérez de Arce, hacen un llamado al administrador a que centre sus acciones y discursos en las vícimas de presuntos abusos eclesiásticos cometidos por sacerdotes de la Diócesis.
Desde la Comisión de Apoyo Integral a Víctimas, la psicóloga Mabel Pérez destacó que “hemos tenido un periodo de vía crucis con las víctimas mucho más extenso que una semana, por lo tanto esperamos que las autoridades eclesiales de la Diócesis tengan un acento en esta semana en los procesos que están sufriendo, esperamos que frente a este fenómeno veamos la magnitud del problema y el impacto para su contexto social y familiar”.
El exsacerdote Sergio Baeza, miembro de la Comisión, que funciona con independencia del Obispado y la Red Laical, consideró que “sería un signo muy significativo haber invitado a alguna persona que hubiese sido víctima a participar en el lavado de pies para acogerlo y hacerle sentir que la comunidad eclesial está con ellos”.
Baeza criticó la posible pre-sencia de Héctor Bravo en las actividades.
“Por una situación de respeto a las víctimas debería haber pedido liberarse de las actividades de la Semana Santa. Es pésimo para las víctimas que van a ser testigo de esto, estamos permanentemente hablando con la víctimas del caso Bravo, donde hay un dolor de tortura permanente”, enfatizó.
Ramón Solá, vocero de la Red Laical, hizo hincapié en que “la llegada del padre Sergio hay que tomarla en el contexto de que -la Iglesia- está inmersa en una profunda crisis, y que en lo inmediato, nuestra apreciación es que ha dado pasos en términos de cercanía, de diálogo y en ciertos grados de transparencia, en informarnos acerca de la situación que afecta a los sacerdotes y de la información financiera”.
Solá añadió: “esperamos que no solo a nivel de la Diócesis sino que en cada parroquia los sacerdotes hagan un reconocimiento al tema de los abusos y a las víctimas”.
Mirena Romero, chillaneja vocera de la Red laical Chile, sostuvo que “respecto al cambio de estilo todavía falta mucho, por ejemplo formas más comunitarias de vivir la Semana Santa, hay cosas que estamos pasando por alto, el sentimiento de los abusados, la soledad en que viven y la espera de justicia”.
Auditoría
Ramón Solá se refirió a la revisión de cuentas del Obispado, que comprendió el periodo 2015-2018.
“Fue muy escueta, no es posible tener una visión completa de la situación financiera de la Diócesis y de los movimientos que han habido en los últimos años”.
En tanto, Juan Carlos Claret, exvocero de los laicos de Osorno y quien realiza una investigación de todas las Diócesis de Chile, enfatizó que “la pregunta es bajo qué criterios Sergio Pérez de Arce determinó que se iban a investigar las finanzas desde el año 2015, en circunstancias que la gestión del exobispo Pellegrin comenzó en 2006, presentando episodios críticos el año 2008 con el arriendo y la administración de varios colegios de la Diócesis, y más aún el año 2010 con el uso efectivo de los recursos destinado a la reconstrucción de los templos luego del terremoto 2010”.
Claret destacó que “esto fue tema frecuente en la Red laical nacional. Es cosa de preguntar en las comunidades cuánto dinero del presupuestado llegó efectivamente a para reconstruir los templos. Si hubiesen llegado los recursos prometidos cómo entender que se hayan tenido que hacer beneficios para reconstruir los templos destruidos por el terremoto, y cómo se entiende el mal pasar económico que están enfrentando los colegios católicos de la zona y se justifica todos los gastos que significaron los viajes de Pellegrin a Europa y la construcción de su casa en Buchupureo”.