La pandemia en la Región de Ñuble no solo ha puesto a prueba a los equipos de salud para enfrentar el avance del coronavirus, sino también la solidaridad de los ñublensinos.
Sin esperar nada a cambio, algunos han decido invertir parte de su tiempo y dinero en ayuda de sus vecinos en medio de la emergencia sanitaria.
Dada la escasez de mascarillas que existe en la región y en el mundo por el virus, el productor de berries Wilson Palma y el microempresario Francisco Riquelme, impulsaron la creación de protectores faciales para evitar contagios por la infección en su comunidad, y especialmente, entre los funcionarios de Salud de Coihueco, quienes constituyen la “primera línea” frente al combate del Covid-19.
Francisco, quien tiene una pyme de diseño y publicidad, pensó en imprimir estos elementos en 3D, idea que tuvo eco en el empresario Wilson Palma, quien junto a otros aportes de particulares, lograron financiar y concretar esta idea.
El objetivo que se han propuesto es llegar a fabricar por lo menos mil mascarillas faciales que serán entregadas sin costo a los beneficiados.
Hasta ahora tienen 20 de estos elementos, pero para acelerar la producción han adquirido más implementación y materiales, todo a costo de los creadores.
“Es súper lento, el proceso se demora tres horas en hacer dos protectores. La máquina que tiene Francisco imprime la visera, y luego se coloca la lámina transparente. Me gustó la idea, así que me propuse financiar la fabricación de 100 unidades para repartir en forma gratuita”, puntualiza Wilson.
El productor ñublensino, inquieto por ayudar, decidió ir en búsqueda de otros empresarios dispuestos a financiar la iniciativa.
“Francisco tiene una máquina, y dado el interés que había, no íbamos a dar abasto. Así que hice un llamado en redes sociales para adquirir más productos. Dentro de la generosidad de los coihuecanos apareció un amigo mío, para aportar con una segunda máquina, y otro amigo me llamó para costear la mitad de una tercera, para por lo menos así fabricar mil protectores”, sostiene.
Una unidad de este elemento de protección, que promete ser reutilizable y seguro, puede llegar a ser comercializado sobre los $7.000 en el mercado. Sin embargo, los promotores de este beneficio no buscan el lucro, sino más bien aportar de forma desinteresada.
“Viendo las noticias día a día, nos dimos cuenta que había que actuar. En el sentido de que todas las ideas van a ser pocas, porque esto está creciendo significativamente. Tenemos tres casos en Coihueco, que es una zona de campo, con buen clima y sin hacinamiento, pero sí, hay mucha gente que viene de afuera. Las autoridades son humanas y están sobrepasadas”, explica.
Compras a domicilio
Los adultos mayores son el grupo más expuesto en la emergencia provocada por el coronavirus, que en San Carlos ha afectado a 13 personas, de acuerdo al último reporte de la autoridad sanitaria ayer sábado.
Por esta razón el estudiante de Tecnología Agrícola, de 28 años, Matías Baquedano junto a un grupo de jóvenes ligados a la Parroquia San Carlos Borromeo, comenzaron a atender los requerimientos de sus vecinos mayores de 60 años, a través del “despacho a domicilio”.
Con la intención de que se mantengan en sus casas y eviten la exposición al contagio de la infección, ocho voluntarios, entre 16 a 28 años, trabajan con apoyo de la Gobernación de Punilla.
“Hemos atendido hasta el momento (viernes) a cinco adultos mayores. Nosotros obviamente andamos con guantes y mascarillas que nos proporcionaron en la gobernación. También en caso de que tengamos que atender gente con Covid-19, tenemos trajes blancos. Más que nada les vamos a comprar comida, útiles de aseo y también pagar sus cuentas de servicios básicos”, comenta a La Discusión, Matías Baquedano.
Los voluntarios cuentan con una dinámica de trabajo, para evitar que los adultos mayores caigan en engaños o manipulación.
“Tenemos publicidad en radio y en Instagram. El adulto mayor llama a una persona que está encargada de la coordinación y esa a su vez nos llama. Les damos los datos del voluntario que va a la casa, entonces la persona vuelve a llamar al adulto mayor y le entrega los datos del voluntario para evitar que alguien se aproveche”, detalla.
Para realizar el pedido se ha dispuesto el número + 56 9 93856037.
“La experiencia ha sido súper buena, en realidad, los adultos mayores lo agradecen. Incluso ayer (jueves) una adulta mayor se emocionó después que les fuimos a dejar sus cosas. En sí, como pertenecemos a un movimiento de iglesia, siempre hemos estamos ligados a la solidaridad. Esta iniciativa nace de Gabriel Acuña, quien estudia Derecho”, destaca Matías.
Clases por radio y vocación a toda prueba
Por temor a que sus alumnos quedaran atrás, el profesor de Ciencias Naturales y Educación Física, Raúl Palma, junto a su colega de Historia, Juan Villegas, de la Escuela Británica Guillermina Drake Wood, decidieron impartir clases a través de la radio y televisión, ya que muchos de los alumnos de Coihueco viven en zonas con acceso deficiente a internet o simplemente no tienen.
“El establecimiento posee un alto nivel de vulnerabilidad, el 90% de las familias son monoparentales y los apoderados poseen escasa escolaridad”, cuenta Raúl, al justificar la iniciativa.
Preocupados por este escenario, ambos docentes desde esta semana comenzaron con sus primeros contenidos a través del dial y de Facebook Live, abarcado las inquietudes de estudiantes de educación básica.
“Por la ruralidad de Coihueco es imposible que todos puedan acceder a los contenidos de ‘Aprendo en línea’ del Mineduc. Tampoco tienen impresora y la cantidad de computadores es muy poca en las casas. Entonces, por ahí nació la idea de hacer estas clases de tv, a través de un circuito cerrado de cable. Ahora para llegar al espacio rural, hemos transmitido clases en vivo en la Radio Contemporánea”, detalla Juan.
Enseñar de forma lúdica es otro de los propósitos que persiguen los profesionales, quienes ven que los apoderados se han visto complicados con la “sobrecarga” de guías de estudio.
“Desde el próximo lunes estaremos además en vivo por los canales de TV local para tener interacción y responder dudas de los apoderados sobre las clases”, explica Raúl.
Reforzar los contenidos ya impartidos en las aulas para seguir avanzando moviliza a ambos maestros.
“Lo hacemos en la mañana, porque sabemos que los niños están en las casas, y no hay trabajo. Enseñamos de una forma didáctica, para lograr que no se olviden de lo que ya se aprendió. Es un refuerzo, más bien, porque después que se termine este proceso, vamos a tener que volver a armar todo, porque los niños no están aprendiendo”, sostiene.
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