El arquitecto chillanejo José Luis Gacitúa, realizó una instalación urbana frente a las torres que se construyen en la esquina de 18 de septiembre con Libertad, en pleno barrio cívico y casco histórico.
Las torres tienen una altura manifiestamente mayor que todos lo edificios que circundan la plaza, íconos de la reconstrucción y símbolos de los valores cívicos de nuestra ciudad. Instaló allí una animita que decía “En recuerdo de la arquitectura con identidad. Fallecida en este lugar. Q.E.P.D.” Junto a la animita puso fotos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, notable. Coincidió con esta instalación la visita a Chillán de dos amigos de toda la vida: uno, médico exalumno de la escuela México; y el otro, arquitecto, compañero de universidad y vinculado familiarmente a Chillán. El día amenazaba con lluvia, pero igual decidimos hacer un tour urbano por los lugares más emblemáticos de la ciudad.
Comenzamos por visitar un pequeño pero notable vestigio de la ciudad anterior (a 1939), ubicado en la vereda sur de Bulnes, entre O’Higgins y Rosas. Allí se conservan los zócalos de las construcciones existentes antes de 1939 y sobre esas pequeñas ruinas hay una muy precaria construcción de varias viviendas de madera que ya tienen 83 años, y al lado, una ruina que aún se conserva en pie.
En cualquier ciudad europea este lugar sería un pequeño museo, menos en Chile y por cierto, en Chillán. Luego caminamos hasta la iglesia de los Carmelitas, no sin antes detenernos en el edificio del centro médico (ex Hotel Español) que data de 1935 y al cual su propietario destruyó el ojo de buey que caracterizó al movimiento modernista que se instaló en Chillán en esos años, sin que nadie hiciera nada pese a las denuncias. Luego fuimos al Museo Claudio Arrau, que fue el único que pudimos visitar un día sábado en toda la ciudad (incluido entre los museos los murales de Siqueiros), pues todos los demás estaban cerrados. Allí, luego de una visita guiada, no le pude explicar a mis ilustres visitas qué tenía que ver con Arrau una gigantesca guitarra que está en la primera sala. Desde allí nos dirigimos a la Casa Museo de Gonzalo Rojas, desde donde impactados por el murallón que se construirá al lado del mirador del poeta, continuamos hasta llegar al frontis del edificio de la Copelec, la casa Lama, la casa Geométrica, la casa Rochetti y otras tantas del movimiento modernista que se instalan en Chillán después del terremoto. Luego de caminar por la explanada de Chillán Viejo, regresamos a Chillán Nuevo, para terminar después de largas horas de conversación sobre la ciudad, en el Teatro Municipal, no sin antes visitar en medio de una lluvia torrencial el cementerio municipal. Impresionadísimos de haber conocido la ciudad desde una mirada diferente a la cotidiana, advirtieron el peligro si siguen proliferando los “murallones” como identifican a las edificaciones en altura que empiezan a poblar el paisaje urbano. Caminando llegamos hasta el lugar donde el arquitecto José Luis Gacitúa instaló la animita. Allí los tres permanecimos en silencio con cierto recogimiento mientras contemplábamos las torres que se elevan agrediendo la historia y el patrimonio del barrio cívico de Chillán. Al momento de despedirnos,uno de ellos dijo en voz alta y cargado de ironía: “hagan algo, si no, el próximo paseo será una romería”.