Hace algunos días, desde la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio se informaba sobre los Fondos del Patrimonio que fueron adjudicados en Ñuble. Uno de ellos era un largo anhelo para su creadora, Alicia Valenzuela. Se trata de la restauración del Mural “Ñuble: Luz, Greda y Canto”, el que fue realizado en la década de los noventa por la artista y docente que por esos años se desempeñaba como profesora en la Universidad del Bío Bío. De hecho, trabajó en ese mural con varios alumnos de esa casa de estudios.
Katterina Osorio Campanella es la encargada del proyecto que ganó 25 millones de pesos para los trabajos bajo el alero de la Agrupación Cultural La Favorecedora. Katterina es, como lo fue Alicia, docente de la UBB y además, licenciada en artes, diplomada en Conservación y Restauración del Patrimonio Histórico Artístico y candidata a doctora del mismo programa de la Universidad Complutense de Madrid. Llegó al proyecto cuando Alicia y su hija Arlette comenzaron a preguntar quién podría tomar esta responsabilidad y gracias a un arquitecto, llegaron a Katterina, quien ya tiene experiencia asesorando varios trabajos del mismo tipo, entre ellos, la restauración del mural Historia de Concepción, hecho por Gregorio de la Fuente en la Intendencia del Bío Bío.
“Yo conozco a Alicia”, cuenta Katterina. “Nos reunimos en pandemia en el espacio de la Estación de Ferrocarriles, y supe de su sueño porque esta obra pueda ser restaurada. Alicia hizo este mural en los noventa, poco antes de irse de Chillán, lo hizo con alumnos de la UBB en su momento como ayudantes, y una pintora, Karla Ibarra Valenzuela, quien nuevamente estará en este proyecto, al igual que alumnos de Diseño Gráfico de la UBB”, adelanta la restauradora.
“Estamos muy felices, para mí es un regalo esta posibilidad y ese mural es esencial porque está en la entrada de la Estación de Ferrocarriles de Chillán y tiene un valor adicional por el lugar en el que se ubica. El mural tiene deterioro característico de las temperaturas extremas de chillan y abrasión, también pérdida de pigmentos y suciedad y algún tipo de deterioro relacionado con la modernidad por la instalación de cableado”, detalla Katterina.
La restauradora adelanta que los trabajos comenzarán cuando el Ministerio de las Culturas libere los recursos y que Alicia Valenzuela podría estar en el inicio por el cariño que le tiene a su obra. También cuenta que EFE ha estado pendiente de los trabajos de restauración y ha dispuesto de todas las facilidades para esta operación. Además de EFE cuentan con el respaldo de la Corporación Arte y Cultura de Chillán y la Universidad del Bío Bío.
Al finalizar el proyecto de cinco meses, quedará registro audiovisual, pero además, un tríptico en donde se va a incorporar los murales de la zona.
Historia
Alicia Valenzuela comenzó a pintar el mural en 1992 y lo finalizó el año 1993. La composición y el contenido general de este mural, está inspirado en las artes populares y en otros motivos folclóricos que han dado carácter especial a la Región de Ñuble.
Así lo explica la descripción al visitante, realizada por la Municipalidad de Chillán. Según la explicación, el mural se inicia en el muro poniente, con las figuras más tradicionales de la cerámica de Quinchamalí y una locera. En tanto, hacia el oriente, se encuentra el tejido a telar primitivo de Minas del Prado, la cestería y el tejido a mimbre de roblería y que junto con el tallado en madera de Coihueco, exaltan los valores de la tradición artística, manual, popular y anónima.
En el muro norte está el motivo central, una mujer con su pelo adornado con Copihues y el sol que proyecta sus rayos estilizados. El rodeo chileno, la vendimia, el cultivo de la tierra, la cueca, el hilado y el mate adquieren vida y presencia en un total de veinte figuras humanas, junto a otros elementos angulares.
Esta restauración se une a la noticia dada a conocer hace algunos días por el municipio en torno al futuro que podría tener el mural que Julio Escámez pintó en el hall del edificio consistorial en la década de los setenta y que fue borrado con ocasión del golpe militar. Expertos han confirmado que, a 50 años, la pintura podría ser recuperada para los chillanejos.