Si bien la tasa de desempleo de Ñuble se empinó a los dos dígitos en el trimestre abril-junio de 2021, según el reporte del INE entregado este viernes, para muchos resulta paradójico que la región exhiba, al mismo tiempo, un gran número de vacantes laborales sin llenar, dando cuenta de las dificultades de las empresas en algunos rubros para contratar personal interesado.
Y no se trata solo de un tema de remuneraciones. De hecho, una encuesta realizada por Fedefruta reveló que el salario en el rubro frutícola se incrementó en 34,6% en promedio en la Región de Ñuble, y pese a ello, las empresas locales reconocieron un déficit de 50,8% de trabajadores para sus faenas en huertos e instalaciones.
Una situación similar se observa en otros rubros, como la construcción, el comercio y la gastronomía, de la mano del desconfinamiento, la recuperación económica y la reapertura de algunos negocios, como los restaurantes y pubs, que no han podido operar a plena capacidad por la falta de personal.
Lo anterior fue confirmado recientemente por los resultados de la Encuesta Nacional de Demanda Laboral (Enadel) 2020 realizada en la región -aplicada entre octubre y enero-, cuyos resultados arrojaron que un 30% de las empresas del comercio y un 65% de las empresas del sector silvoagropecuario declararon que tuvieron vacantes difíciles de cubrir.
Según la Enadel, entre las empresas de Ñuble que señalaron tener dificultades para cubrir vacantes, la más mencionada entre las del comercio fue que los candidatos no tenían las competencias o habilidades técnicas requeridas para el cargo (50% de menciones), mientras que la más mencionada en el sector silvoagropecuario fue la falta de interés por este tipo de trabajos (72% de menciones).
Recuperación
Al revisar el informe de empleo del INE se constata que la estacionalidad es uno de los principales factores que explica el desempleo de 10,4% en Ñuble, con un mercado laboral marcado fuertemente por las actividades agrícolas y forestales, así como también por el comercio y el turismo.
El informe destaca el aumento interanual de 14,8% en el número de ocupados, que en 12 meses pasaron de 170 mil 860 trabajadores, a 196.179, es decir, se incorporaron al mercado laboral 25 mil 303 personas, como consecuencia del desconfinamiento y la recuperación económica.
Este aumento de los ocupados, sin embargo, fue incidido en mayor parte, por el aumento de 43,6% de los ocupados informales, con un alza de 41,4% de los trabajadores por cuenta propia y de 35,3% de los asalariados informales, lo que da cuenta del fuerte crecimiento del empleo informal en la región, un fenómeno que se repite en todo el país y que los analistas atribuyen a los efectos de la destrucción de empleos formales durante la crisis sanitaria que han forzado el surgimiento de emprendimientos, así como también al impacto de los subsidios del Estado, dado que muchos prefieren trabajar sin contrato por temor a perder los beneficios sociales, pese a que las autoridades de Gobierno han reiterado que “el uso de los incentivos al trabajo y los contratos formales son totalmente compatibles con ayudas sociales, como la del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). Una persona que entra a trabajar formalmente no pierde beneficios”, aseveró el seremi (s) del Trabajo, Edmundo Novoa.
Escasez de mano de obra
Si bien la fuerza de trabajo, es decir, el número de personas que trabajan o buscan trabajo, se ha venido recuperando en los últimos meses -en 12 meses pasó de 192.670 a 218.820-, todavía está lejos de los 237.370 de abril-junio de 2019.
Consultado sobre la aparente escasez de mano de obra en la región, el seremi (s) manifestó que “estamos muy conscientes de las dificultades que han experimentado algunos rubros para llenar las vacantes de empleo. Por ello, hay dos aspectos en los que queremos insistir. Primero, el avance de fase, las aperturas y la mayor movilidad van aparejados de un proceso de vacunación con una cobertura muy alta, y la permanencia de una serie de medidas de autocuidado y precauciones para tener una reactivación segura y duradera. Y, en segundo término, las personas que están en búsqueda de empleo tengan la absoluta certeza de que no perderán el IFE ni otras ayudas sociales por entrar a un trabajo formal o contar con uno o más subsidios al empleo”.
En cuanto al papel de los bonos tanto en la alta informalidad como en la dificultad para llenar vacantes, Bernardo Vásquez, director del Observatorio Laboral de Ñuble (OLÑ) -proyecto Sence-UBB-, reconoció que “es una hipótesis que estamos estudiando, pero que no estamos en condiciones de confirmar hoy. La teoría económica indica que el aumento de los ingresos no laborales, como son las transferencias directas del Estado hechas a propósito de la crisis sanitaria, efectivamente podrían desincentivar la participación en el mercado del trabajo, porque aumentan lo que conocemos como salario de reserva, aquel salario por el que una persona está dispuesta a ofrecer su trabajo. Sin embargo, hay que tener en perspectiva que estas políticas también buscan reducir la movilidad para controlar la propagación de la pandemia, por tanto, tienen un objetivo tanto social como sanitario. En la actualidad, estamos comenzando a indagar este fenómeno en el sector turismo para comprender desde la visión de los actores involucrados las razones que pueden explicar este fenómeno”.
Lo anterior lleva a recordar la criticada frase pronunciada en abril pasado por el entonces presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, Ricardo Ariztía: “si el Gobierno me está poniendo los bonos, para qué voy a salir a trabajar”.
Y es que el objetivo original de los bonos en tiempos de pandemia era precisamente reducir la movilidad de la población, favoreciendo que las personas se quedaran en casa y no salieran a trabajar, pero como los bonos fueron demasiado focalizados en 2020 no lograron el objetivo en plenitud, y recién en 2020, cuando son universales, están logrando el efecto deseado.
Vásquez, quien es académico de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad del Bío-Bío, recordó que la Enadel 2020 confirmó las dificultades del sector silvoagropecuario para cubrir sus vacantes. “De hecho, hemos visto otras señales parecidas en otros sectores, por ejemplo, hace poco el Observatorio Laboral Nacional realizó un estudio que muestra la evolución del mercado laboral digital, aquel que se desarrolla en las bolsas de trabajo online, que muestra que el número de vacantes por parte de las empresas ha aumentado considerablemente, pero que, sin embargo, la intensidad de búsqueda de empleo por parte de las personas ha disminuido”.
Para explicar este fenómeno, el director del OLÑ sostuvo que “puede haber varias razones, una de ellas puede ser la política de subsidios del Estado, pero también hay que tener en cuenta el deterioro de expectativas por parte de la población, o lo que denominamos trabajadores desalentados, y la dificultad de las mujeres para insertarse al mercado laboral en un contexto en que las labores de cuidado recaen casi exclusivamente sobre sus hombros. Puede darse, entonces, que la naturaleza de los puestos de trabajo que están en el mercado no necesariamente son los que las personas que se han unido a la fuerza de trabajo están buscando, lo que aumenta el tiempo de búsqueda, que solemos denominar desempleo friccional”.
Situación anómala
Precisamente, el analista Héctor Garrido, quien participó en el programa Sala de Prensa, de Radio La Discusión, indicó que la movilidad de la población en la ciudad “ha aumentado muchísimo, en niveles incluso más altos que antes de la pandemia”, lo que sería un indicio de un aumento de la ocupación.
“Estamos viendo fenómenos que son nuevos, estamos viendo un aumento sustantivo de la demanda por trabajadores por parte de las empresas, sin embargo, también estamos viendo dificultades por parte de las empresas para cubrir esos puestos de trabajo, lo que se ha visto en Ñuble, en el sector silvoagropecuario sobre todo, pero también hay evidencia de que esto se da en el mercado laboral digital, en bolsas de empleo como Laborum o Trabajando.com, donde se ha reportado un aumento del número de vacantes, pero ha disminuido la intensidad de búsqueda de las personas. Hay un fenómeno que podría atribuirse, quizás, a un deterioro de expectativas, quizás la población todavía no percibe esta reactivación o tiene miedo al contagio, o las razones de labores de cuidado, puede haber varios elementos, pero estamos en una situación bien anómala, donde en ciertos sectores hay más demanda que oferta de trabajadores, y eso genera la brecha que todavía estamos observando”, reflexionó el especialista.
Consultado sobre el factor “bonos”, Garrido precisó que es un elemento que se debe confirmar, aunque mencionó que un dato clave lo entregó la Casen 2020, pues reveló que en el decil de más bajos ingresos las transferencias del Estado representan el 89% de sus ingresos y solo el 11% corresponde a ingresos del trabajo, en circunstancias que en la Casen 2017 las transferencias representaron el 45%. “Hay un porcentaje de la población que efectivamente está haciendo uso de estos beneficios y eso podría tener un efecto”, concluyó.
Finalmente, planteó que también se debe considerar en el análisis los recursos que llegaron a la población a través de los retiros de las AFP, y que en muchos casos han favorecido el emprendimiento, lo que podría explicar en alguna medida la informalidad laboral.