Señor Director: La llegada de la vacuna está comenzando a mitigar los efectos sanitarios del COVID19. Pero existen otros, que permanecerán por mucho más tiempo, y que afectarán el ámbito laboral.
El desgaste físico y emocional de un año de grandes cambios ha afectado a millones de trabajadores en todo el mundo, y Chile no es la excepción. En parte eso explica los más de 45 mil permisos de vacaciones solicitados a solo dos días de iniciada la medida, o que el 22% de las licencias médicas extendidas en el país corresponden a enfermedades de carácter mental, tal como estrés, ansiedad y cansancio mental.
Y para hacer esa necesaria pausa no es fundamental viajar, ya que la clave está en desconectarse. Hacerlo puede traer grandes beneficios no solo para el trabajador, sino que también para la empresa.
Está demostrado que un buen descanso y desconexión implica lograr una mayor productividad en el regreso al trabajo, y para las empresas existen servicios especializados para suplantar ese talento, mediante la tercerización y la búsqueda de reemplazos temporales. Existe una preocupación por la segunda ola de contagios, pero hay una tercera ola que ya está generando estragos en el mundo del trabajo, y que es tarea de todos enfrentar y minimizar sus riesgos, apelando a la flexibilidad, al buen clima laboral y al entendimiento entre todas las partes de las organizaciones.
Andrea Gamboa ManpowerGroup Chile