El Colectivo “La otra zapatilla” agendó una presentación de su obra “El absurdo tesoro de la miseria” en Chillán. La actividad, financiada por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y Las Artes, se desarrollará este viernes 1 de julio en el Teatro Municipal de Chillán a las 19.30 horas con entrada liberada.
[bg_collapse view=”button-orange” color=”#4a4949″ expand_text=”Leer más” collapse_text=”Menos” inline_css=”width: 100%” ]Maira Perales y Valentina Vergara son las encargadas de este elenco que cuenta con un equipo de 14 personas, entre los que participan ocho actores y músicos. El trabajo, dirigido por Óscar Cifuentes, se estrenó por primera vez el 2019 y se inspira en tres cuentos (Paraíso para Uno, Zapatos para Estubigia y El Peregrino del Golfo) del escritor tomecino, Alfonso Alcalde.
Daniel Espinoza, parte del elenco, dijo a La Discusión que “como colectivo estamos súper contentos de volver a Chillán, ya hemos estado en oportunidades anteriores, también en el Teatro de Chillán, y nos entusiasma mucho reencontrarnos con la comunidad chillaneja, luego de estos años en que hemos tenido que estar encerrados por la pandemia; les invitamos a todos que nos acompañen en esta función que se va a realizar este viernes. Es una presentación cálida que llevamos con mucho cariño para compartir un espacio de teatro y reflexión”.
Alfonso Alcalde
La obra que el elenco trae a la ciudad está fundada en el trabajo del tomecino Alfonso Alcalde. A través de un comunicado, Óscar Cifuentes, director de este trabajo, reconoce que “trabajar la obra de Alfonso Alcalde siempre resulta un desafío fascinante, porque su literatura, a mi modo de ver, transita por el infinito y lo marginal. Los personajes no están vivos ni muertos, simplemente están y vienen a mostrar sus historias para que quienes las recogen, hagan un ejercicio de memoria con las imágenes que gatilla su poesía”, precisó.
Daniel Espinosa agregó que “este trabajo significa hablar de lo que no se habla y muestra de nuestra sociedad chilena. Significa entrar en los intersticios de Chile. Entrar en su dolor, en su hambre, en su sed, en su sol como único abrigo de algunas y algunos, en sus muertos perdidos por ahí, en su tradición olvidada, en su geografía entera. Son almas dañadas por la marginalidad y la pobreza, pero a su vez sumamente enriquecidas por esta, consagrándolas al grado de humanidad pura, de vida, de despojo de sí, encontrándose en los dominios de un jardín absurdamente bello, en donde la pobreza y la miseria son un tesoro y en donde es preferible, como dijo Jorge Tellier: “morir de vino, que de tedio”.
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