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Señor Director:
En el mundo y en Chile nos encontramos ante una verdadera pandemia de salud mental, los datos nos muestran que la incidencia y prevalencia de patologías está subiendo, tensionando los sistemas públicos y privados de salud.
Esta realidad de extiende a la población penitenciaria, donde la crisis de salud mental es profunda en extensión y gravedad de las patologías, sin capacidad de las instituciones de hacerse cargo, mezclando a los reclusos de distinta peligrosidad con riesgo para todos los involucrados. Lamentablemente la falta de formación, recursos del sistema y las vulnerabilidades propias de los reclusos generan una situación altamente voluble con una fuerte transgresión de sus derechos.
En el caso del ámbito penitenciario existe falta de diagnóstico, años sin tratamiento, listas de espera, falta de cupos en los centros psiquiátricos del país que, en los casos más graves, lleva a pérdida de vida de los reclusos que están en estas condiciones.
La capacidad técnica y profesional está instalada en las universidades y en los profesionales para afrontar estos desafíos, lo que falta es una política pública efectiva para el abordaje de esta problemática que hoy no está siendo abordada.
Por lo anterior es clave la prevención, promoción e intervención en la salud mental de la población penitenciara con el fin de evitar no solo vulneración de sus derechos si no que la vulneración futura de los derechos de otras personas.
Pablo Palma
Director de Carrera Psicología UA