El proyecto de nueva constitución que está redactando la Convención Constitucional pone énfasis en los territorios, las autonomías, las identidades originarias y de género. Los términos plurinacional y pluricultural se repiten en muchos artículos, así como la igualdad sustantiva, los derechos de la naturaleza y la constitución ecológica.
Vaya tarea de los futuros legisladores, transformar en leyes tantos adjetivos del nuevo texto constitucional. Porque el nuevo texto, de ser aprobado, se tiene que necesariamente traducir en un cuerpo legal que tomara un tiempo significativo en su elaboración. Cuando la nueva Constitución este en pleno régimen, seguramente el mundo habrá cambiado una vez más. Y los usuarios y protagonistas de esta nueva Constitución serán los niños y jóvenes de hoy.
El proyecto de nueva constitución que está redactando la Convención Constitucional pone énfasis en los territorios, las autonomías, las identidades originarias y de género. Los términos plurinacional y pluricultural se repiten en muchos artículos, así como la igualdad sustantiva, los derechos de la naturaleza y la constitución ecológica.
Vaya tarea de los futuros legisladores, transformar en leyes tantos adjetivos del nuevo texto constitucional. Porque el nuevo texto, de ser aprobado, se tiene que necesariamente traducir en un cuerpo legal que tomara un tiempo significativo en su elaboración. Cuando la nueva Constitución este en pleno régimen, seguramente el mundo habrá cambiado una vez más. Y los usuarios y protagonistas de esta nueva Constitución serán los niños y jóvenes de hoy.
Alguien se habrá preguntado qué piensan estos jóvenes o estos niños de estos términos tan apegados a la tierra, a las costumbres, a las identidades o a los límites físicos de los territorios. Porque estos niños de hoy y estos jóvenes son protagonistas de un fenómeno del que apenas nos alcanzamos a dar cuenta. Están creando una nueva forma de cultura, la cultura del futuro en la cual no hay fronteras, no hay costumbres exclusivas, no hay estancos en lo que es la convivencia entre las personas, por el contrario, a través de la comunicación 5G, y los medios tecnológicos de la quinta revolución industrial, están creando y construyendo una nueva forma de relacionarse e instalarse en este mundo transversal.
Esto cambiará las formas de trabajar. Hoy día se puede viajar sin moverse de la habitación o participar en eventos mundiales a cualquier hora y desde cualquier lugar. Difícilmente esta generación entenderá ese apego tan sustantivo a los territorios, o a las culturas y a la naturaleza, entendidas de modo clásico.
Estos jóvenes de hoy, adultos del mañana al igual como lo hicieron los mentores de la primera revolución industrial, son una nueva camada de seres humanos capaces de transformar profundamente la naturaleza, pero distinta a la era del antropoceno, es la transformación de la naturaleza humana.
Por cierto que la transformación del antropoceno ha sido tan brutal que hoy día ha puesto en riesgo el futuro de la humanidad. Las transformaciones de la quinta revolución industrial a diferencia de la primera, preserva la naturaleza clásica como la conocemos y la concebimos, porque es el mundo de la robótica, de nuevas tecnologías y de la comunicación a toda velocidad; es el mundo de la integración universal, en la cual las fronteras, las naciones y las identidades primogénitas pierden sentido.
Ese es el mundo que estás ad portas, es el mañana a la vuelta de la esquina y esa será la sociedad en la cual empezará a funcionar y a desplegarse la nueva Constitución. Nos preguntamos si aún es tiempo como muchos reclaman, para que el nuevo cuerpo constitucional incorpore esta variante, de modo de no dejar fuera a cientos de miles de jóvenes que hoy son invisibles, pues sus formas de vivir, sus formas culturales y de relacionarse claramente no están contempladas ni en la letra y el espíritu del proyecto constitucional, según lo hemos ido conociendo. Aún es tiempo de reaccionar, porque los invisibles de hoy serán los protagonistas del mañana.
El proyecto de nueva constitución que está redactando la Convención Constitucional pone énfasis en los territorios, las autonomías, las identidades originarias y de género. Los términos plurinacional y pluricultural se repiten en muchos artículos, así como la igualdad sustantiva, los derechos de la naturaleza y la constitución ecológica.
Vaya tarea de los futuros legisladores, transformar en leyes tantos adjetivos del nuevo texto constitucional. Porque el nuevo texto, de ser aprobado, se tiene que necesariamente traducir en un cuerpo legal que tomara un tiempo significativo en su elaboración. Cuando la nueva Constitución este en pleno régimen, seguramente el mundo habrá cambiado una vez más. Y los usuarios y protagonistas de esta nueva Constitución serán los niños y jóvenes de hoy.
Alguien se habrá preguntado qué piensan estos jóvenes o estos niños de estos términos tan apegados a la tierra, a las costumbres, a las identidades o a los límites físicos de los territorios. Porque estos niños de hoy y estos jóvenes son protagonistas de un fenómeno del que apenas nos alcanzamos a dar cuenta. Están creando una nueva forma de cultura, la cultura del futuro en la cual no hay fronteras, no hay costumbres exclusivas, no hay estancos en lo que es la convivencia entre las personas, por el contrario, a través de la comunicación 5G, y los medios tecnológicos de la quinta revolución industrial, están creando y construyendo una nueva forma de relacionarse e instalarse en este mundo transversal.
Esto cambiará las formas de trabajar. Hoy día se puede viajar sin moverse de la habitación o participar en eventos mundiales a cualquier hora y desde cualquier lugar. Difícilmente esta generación entenderá ese apego tan sustantivo a los territorios, o a las culturas y a la naturaleza, entendidas de modo clásico.
Estos jóvenes de hoy, adultos del mañana al igual como lo hicieron los mentores de la primera revolución industrial, son una nueva camada de seres humanos capaces de transformar profundamente la naturaleza, pero distinta a la era del antropoceno, es la transformación de la naturaleza humana.
Por cierto que la transformación del antropoceno ha sido tan brutal que hoy día ha puesto en riesgo el futuro de la humanidad. Las transformaciones de la quinta revolución industrial a diferencia de la primera, preserva la naturaleza clásica como la conocemos y la concebimos, porque es el mundo de la robótica, de nuevas tecnologías y de la comunicación a toda velocidad; es el mundo de la integración universal, en la cual las fronteras, las naciones y las identidades primogénitas pierden sentido.
Ese es el mundo que estás ad portas, es el mañana a la vuelta de la esquina y esa será la sociedad en la cual empezará a funcionar y a desplegarse la nueva Constitución. Nos preguntamos si aún es tiempo como muchos reclaman, para que el nuevo cuerpo constitucional incorpore esta variante, de modo de no dejar fuera a cientos de miles de jóvenes que hoy son invisibles, pues sus formas de vivir, sus formas culturales y de relacionarse claramente no están contempladas ni en la letra y el espíritu del proyecto constitucional, según lo hemos ido conociendo. Aún es tiempo de reaccionar, porque los invisibles de hoy serán los protagonistas del mañana.
Alguien se habrá preguntado qué piensan estos jóvenes o estos niños de estos términos tan apegados a la tierra, a las costumbres, a las identidades o a los límites físicos de los territorios. Porque estos niños de hoy y estos jóvenes son protagonistas de un fenómeno del que apenas nos alcanzamos a dar cuenta. Están creando una nueva forma de cultura, la cultura del futuro en la cual no hay fronteras, no hay costumbres exclusivas, no hay estancos en lo que es la convivencia entre las personas, por el contrario, a través de la comunicación 5G, y los medios tecnológicos de la quinta revolución industrial, están creando y construyendo una nueva forma de relacionarse e instalarse en este mundo transversal.
Esto cambiará las formas de trabajar. Hoy día se puede viajar sin moverse de la habitación o participar en eventos mundiales a cualquier hora y desde cualquier lugar. Difícilmente esta generación entenderá ese apego tan sustantivo a los territorios, o a las culturas y a la naturaleza, entendidas de modo clásico.
Estos jóvenes de hoy, adultos del mañana al igual como lo hicieron los mentores de la primera revolución industrial, son una nueva camada de seres humanos capaces de transformar profundamente la naturaleza, pero distinta a la era del antropoceno, es la transformación de la naturaleza humana.
Por cierto que la transformación del antropoceno ha sido tan brutal que hoy día ha puesto en riesgo el futuro de la humanidad. Las transformaciones de la quinta revolución industrial a diferencia de la primera, preserva la naturaleza clásica como la conocemos y la concebimos, porque es el mundo de la robótica, de nuevas tecnologías y de la comunicación a toda velocidad; es el mundo de la integración universal, en la cual las fronteras, las naciones y las identidades primogénitas pierden sentido.
Ese es el mundo que estás ad portas, es el mañana a la vuelta de la esquina y esa será la sociedad en la cual empezará a funcionar y a desplegarse la nueva Constitución. Nos preguntamos si aún es tiempo como muchos reclaman, para que el nuevo cuerpo constitucional incorpore esta variante, de modo de no dejar fuera a cientos de miles de jóvenes que hoy son invisibles, pues sus formas de vivir, sus formas culturales y de relacionarse claramente no están contempladas ni en la letra y el espíritu del proyecto constitucional, según lo hemos ido conociendo. Aún es tiempo de reaccionar, porque los invisibles de hoy serán los protagonistas del mañana.