Señor Director:
Las confianzas se rompen cada vez que aparece una nueva denuncia que involucra a miembros de la Iglesia. Acusaciones de violencia sexual que estremecen a una sociedad que se encuentra dañada, dolida y desconfiada ante hechos lamentables que ocurren y que hoy no se callan sino se denuncian, se hacen visibles y se sancionan socialmente, lo que de alguna forma también repara a las víctimas.
Cómo juzgar a esas mujeres y hombres que hoy se atreven a hacerlo público después de años de sufrimiento interno, silenciando el dolor y la angustia. Lejos de juzgar, lo que se requiere es empatizar, buscar medidas que permitan reparar en algo el daño causado.
La confianza es como un hilo invisible que mantiene unida a las personas, ese hilo es frágil y se rompe, se puede volver a unir, pero ya no es lo mismo, quedará una marca siempre. Entonces, se debe aprender a resignificar las confianzas, lo que es necesario para avanzar como sociedad. Para ello se necesitan cambios visibles desde las instituciones y personas, comprendiendo que somos un sistema unido, entrelazado y donde lo que daña a uno, daña a todos. No es posible ya mirar desde lo individual, es necesaria la mirada desde lo colectivo y para eso se requiere volver a confiar.
Ivone Maldonado
Académica Carrera de Psicología UDLA