Señor Director:
La separación de poderes no es sólo un mecanismo de eficiencia, sino también un elemento esencial para el Estado de Derecho. En la actualidad, hablar de separación no implica exclusivamente referirse a los tres poderes clásicos, sino a la necesidad de contrapesos eficaces que impidan concentrar el poder en una sola autoridad o institución. Desde esta perspectiva, se asegura una mejor gestión de la administración, en cuanto los diversos poderes se abocan a lo que les es propio. En la medida que se asegura un Estado con poderes limitados e instancias de control para evitar abusos, se permite una mayor libertad a los ciudadanos. Ello es especialmente relevante en el contexto del constitucionalismo latinoamericano, ya que los ejemplos de procesos constitucionales como los de Ecuador o Bolivia han generado Ejecutivos más fuertes que han terminado por debilitar las instituciones que hacían contrapesos.
No obstante, la estructura institucional que pueda contemplar una nueva Constitución no garantiza en sí mismo un sistema exitoso, este debe estar acompañado de políticas públicas adecuadas en materias de selección de personas, incentivos a la permanencia de los mejores funcionarios, reglas claras en el ejercicio de las funciones o instancias eficaces de fiscalización que eviten arbitrariedades y disminuyan los riesgos a la libertad de las personas.
Martín Durán F. FPP Concepción