Hoy se habla cotidianamente de inteligencia artificial y de cómo esta puede llegar a reemplazar al pensamiento humano. Incluso se han dado situaciones de suplantación de identidad para cometer algunos delitos. Por otro lado, se señala que para resolver el problema del terrorismo en la Araucanía lo que falla es inteligencia o “la inteligencia”, como dicen los libros de espionaje.
“La inteligencia policial es un conjunto de técnicas y herramientas utilizadas por las fuerzas del orden para recopilar, analizar y utilizar información para prevenir y resolver delitos. Esta información puede provenir de fuentes abiertas, como medios de comunicación y redes sociales, así como de fuentes cerradas, como informantes y vigilancia encubierta.”
Está definición es la que entrega el chatGPT de inteligencia artificial. ¿Hubo alguna vez inteligencia en Chile que obedeciera a esa definición? Sí que la hubo.
Recién asumido el gobierno del presidente Patricio Aylwin se encontró de manera inesperada con un grave brote terrorista. En los dos primeros años de gobierno se cometieron alrededor de 1.400 delitos tipificados como de carácter terrorista, siendo reivindicados más de 400 por el FPMR autónomo y movimiento MAPU Lautaro, quienes una vez terminada la dictadura derivaron en organizaciones terroristas. Cometieron delitos extremadamente graves, como fueron entre otros, los crímenes de cuatro escoltas del intendente Pareto y de cuatro gendarmes y un carabinero en el rescate de un preso del grupo Lautaro en el hospital Sótero del Río, todos ellos fueron realizados por el MAPU Lautaro.
A su vez, el crimen del senador Jaime Guzmán y el secuestro de Cristian Edwards entre otros delitos, fueron ejecutados por una facción del FMPR autónomo. La acción criminal de estos grupos constituyó un atentado al proceso de recuperación democrática puesto en marcha por el Presidente Aylwin. Este reaccionó con prontitud y creó la Consejo Coordinador de Seguridad Pública, o más conocido como “La Oficina”, el 26 de abril de 1991.
La labor de inteligencia de este organismo terminó con la casi totalidad de los miembros activos de los grupos terroristas presos, la última acción, no necesariamente de carácter terrorista, fue la fuga en helicóptero desde la cárcel de alta seguridad de los autores intelectuales y materiales del asesinato de Jaime Guzmán y del secuestro de Cristian Edwards. Frente a ello se asumieron las responsabilidades políticas correspondientes.
La labor de la inteligencia del gobierno, implantada sin complejos fue rápida y eficiente y terminó con este flagelo. Si alguien acusa de ambigüedad frente al terrorismo no es el caso de los gobiernos de esa época. En paralelo, parte de la derecha hizo todos los esfuerzos posibles para evitar que Manuel Contreras cumpliera la condena por el crimen de Orlando Latelier.
Hoy, cuando algunos se erigen como los patronos de la seguridad, es bueno recordar que hubo una alianza de centro-izquierda, la más exitosa de la historia de Chile, que sin complejos fue capaz de derrotar al crimen organizado con motivaciones políticas, definición de lo que es el terrorismo. ¿Quiénes salieron fortalecidas? La democracia y la paz social.
A veces es bueno recordar.