“La greda se nos seca, pero el discurso sigue húmedo”

Señor Director:
En Quinchamalí seguimos siendo parte del paisaje patrimonial… ese que se nombra bonito en discursos, se aplaude en ceremonias y se adorna en vitrinas. Somos “tesoros vivos”, dicen. Lo curioso es que, como todo tesoro en este país, estamos bien escondidas, mal cuidadas y sin acceso a lo más básico: la greda.
Sí, esa misma greda que da origen a la alfarería tradicional que tanto admiran desde sus oficinas con aire acondicionado. Esa greda que no baja con buenas intenciones ni sube con reconocimientos simbólicos. Esa greda que no llega con decretos ni con fotos para redes sociales.
Cada año recibimos más “apoyos” en forma de titulares, pero menos recursos reales. Cada vez hay más mesas de trabajo, y menos barro en las manos. Nos protegen tanto que ya casi no queda alfarería. Nos valoran tanto que trabajamos con lo justo. Nos visibilizan tanto que seguimos invisibles.
Parece que el futuro del patrimonio es eso: una vitrina limpia y vacía, con una placa que diga “Aquí hubo una tradición”.
Nosotras seguimos aquí, con las uñas llenas de tierra (cuando hay), resistiendo. Porque al parecer, eso sí es parte de la tradición: resistir.
Nayadet Núñez Rodríguez