Señor Director:
El Filosofo Max Weber hace ya un siglo estimó que la cualidad distintiva del estado moderno por sobre otro tipo de asociaciones es el monopolio de la fuerza a la cual también llamó legítima.
Hoy el país tiene entre sus principales preocupaciones la crisis de seguridad galopante que se ha acrecentado desde los sucesos del año 19, parece ser que en estos últimos 3 años las instituciones llamadas a resolver esta crisis no pueden dar el ancho, no solo por el crecimiento sostenido del poder de fuego y del control territorial que grupos delictuales al margen de la ley han obtenido por la retirada del estado, sino que además por la construcción de un relato discursivo que cuestionó el accionar de las policías en la aplicación de la fuerza, horadando el respaldo simbólico en el cual se sostiene la seguridad del actuar policial.
Lo cierto es que, al país, no le basta con la mantención de fuerzas de orden permanentes, si estos esfuerzos no se reflejan, además, en la generación de relatos discursivos gubernamentales que respalden la necesaria aplicación de la fuerza legítima y en una legislación que entregue las herramientas que la coyuntura exige para dotar de mayor protección la labor policiaca. Las palabras son más creíbles cuando se acompañan de actos y mientras la legislación en materia de seguridad no sea puesta en urgencia y despachada, es muy probable que sigamos lamentando con duelo y dolor la sangre de los inocentes y de aquellos que juraron incluso dar la vida en el cumplimiento de un sagrado deber.
Alexander Nanjarí
Profesor investigador Faro UDD