Durante la pandemia, los principales brotes de contagio en Ñuble se han desarrollado en los ambientes familiares, empresas y en el área de la salud.
Desde el Ministerio de Salud establecieron que un brote se produce cuando hay más de un caso en un área geográfica definida y en un tiempo determinado. En la Región de Ñuble los brotes totalizan 1.757 y se han dado principalmente en el entorno familiar, con 1.457 casos, aunque las actividades económicas también se han visto afectadas.
Según datos entregados por la Seremi de Salud de Ñuble, en las empresas de la región se han producido 164 brotes de contagios por Covid-19 durante los meses de pandemia. “Hemos tenido brotes en todos lados, no están enfocados en una sola área productiva. Quizás ha habido más en el área agrícola, pero no hay una tendencia clara”, informaron.
En septiembre de 2020, un estudio realizado por académicos de la U. de Harvard (EE.UU.), la U. Nacional Cheng Kung (Taiwán) y la U. de Boston (EE.UU.), señalaba que los vendedores y trabajadores de supermercados tenían el trabajo más expuesto para contagiarse de coronavirus, ya que los funcionarios debían interactuar a diario con cientos y miles de personas.
Sin embargo, en el caso de Ñuble, desde la Seremi de Salud no están de acuerdo con esa tesis. “No necesariamente el que trabaja en un supermercado se contagió ahí, pudo haberse infectado en el trayecto hacia su trabajo. En el comercio ha habido casos en casi todas las tiendas, pero ese contagiado también pudo tener contacto con otra persona el fin de semana y después llegó enfermo al trabajo. Ahí se produce el brote”, aclararon.
Un origen diferente
Así fue el caso de Gabriel Gatica Sepúlveda (38), vendedor en terreno de una empresa nacional que comercializa snacks. Él se contagió en julio del año pasado en su entorno familiar. “Mi señora fue un fin de semana a visitar a su mamá y ahí se juntó también con su hermana. Resulta que mi cuñada había estado con su suegra y nadie sabía que ella estaba contagiada. Así se fue transmitiendo el virus hasta que nos infectamos todos”.
Gatica trabajó tres días sin saber que tenía Covid-19. Recordó que empezó a sentirse mal, pero pensó que era un resfrío. “El día domingo me sentí súper mal en la tarde, sin ánimo de nada. El día lunes fui a trabajar, pero empecé sin olfato y sin gusto de un rato para otro. El día miércoles en la noche mi señora tuvo mucha fiebre y ya el día jueves en la mañana le informé a mi empleador la situación porque sospechaba que algo raro estaba pasando”.
El mismo día se hizo el examen de PCR de forma particular en la Clínica Chillán y confirmó sus sospechas. Él confesó que hasta ese momento había sido incrédulo con respecto a la pandemia, “yo no creía en el virus, pensaba que era una estrategia del Gobierno para frenar un poco el estallido social. Para mí era un resfriado al que le ponían color en la tele para asustar a la gente”. Sin embargo, los 39,9 grados de fiebre y la hospitalización de su suegro en la UCI lo hicieron cambiar de opinión.
Además, comentó que estaba consciente de que su rubro comercial era uno de lo más expuestos. “En ruta me daba cuenta que muchas veces no se cumplían todos los protocolos, veía que gente de otras empresas descargaba productos y andaba así nomás, sin protección”.
Aunque en su empresa, el uso de mascarillas, escudo facial, guantes y la separación de los espacios de cada vendedor es obligatorio. “La gente a veces dice que es de exagerados, pero no. Es lo que se debe hacer porque el virus está ahí, latente, y puedes contagiarte en tu trabajo o en tu propia casa.”
Riesgos informales
Un trabajador contagiado trae consecuencias tanto sanitarias como económicas. Dalibor Franulic, seremi de Economía de Ñuble, explicó que cada vez que una empresa tiene un empleado infectado, “la economía se resiente significativamente, pues el deterioro de la masa laboral afecta directamente los niveles de productividad del sector”.
Además, aclaró que caer enfermo equivale a pedir una licencia, acceder a los servicios de salud y continuar percibiendo el salario, pero esta situación es diferente para quienes se desempeñan en el sector informal. “Las consecuencias para los trabajadores informales pueden ser catastróficas porque muchos carecen de la cobertura de un seguro de salud y quedan expuestos al riesgo de empeorar y hasta morir”, aseguró.
Gladys de las Mercedes Pinto (47), se desempeña desde hace cuatro años como asesora del hogar en la Villa El Bosque. Durante ese tiempo ha trabajado sin contrato laboral, perteneciendo al 23,5% de personas que trabajan de forma informal en Chile, según el Boletín de Informalidad Laboral del INE.
Ella se contagió en diciembre de 2020, presentando síntomas como congestión nasal, perdida del olfato y dolores musculares. “No sé dónde me contagié, no tengo idea de cómo llegó el virus a mi casa porque yo se lo transmití a mi patrona. Siempre tomo todas las precauciones, pero pudo ser hasta en el colectivo, no se sabe”, aclaró.
Después de que su jefa diera positivo a Covid-19, Gladys Pinto se hizo el examen de PCR en el Cesfam San Ramón Nonato y tras su resultado fue llevada a una residencia sanitaria, ubicada en el Motel Milán. Aunque estuvo uno semana aislada y lejos de su familia, volvió a su casa el 18 de diciembre y retornó a sus labores después de Navidad.
Sobre su situación como trabajadora informal comentó que no ha tenido problemas, “tengo la suerte de que mis patrones son buenos. Es como si me hubiese tomado una licencia, pude descansar, recuperarme bien y a fin de mes tuve mi sueldo completo”.
Sin embargo, está consciente de que esta situación es diferente para otras personas: “cuando uno tiene contrato está la seguridad de que te pagarán las licencias, pero cuando eres informal siempre va a depender de la relación con tus patrones, que en mi caso es buena. Para quienes no es así, les puede faltar plata para la comida, el pan o para la leche”, reflexionó.
Contagios en la salud
Con respecto al sector económico más afectado por los contagios, desde la Seremi de Salud concluyeron que el área agrícola ha sido una de ellas: “hemos tenido brotes en varias empresas agrícolas y de forma reiterada. Es uno de los rubros donde se han producido más contagios, nuestras búsquedas activas se han focalizado en estos lugares”.
Sin embargo, a pesar de que las empresas concentren la mayor cantidad de brotes, después de los casos familiares, el área de la salud también se ha visto expuesta con un total de 77 brotes durante la pandemia.
Bárbara Morales (22), TENS de la Unidad de Pacientes Críticos del Hospital Herminda Martín, ha trabajado durante siete meses en la UCI que trata a los pacientes Covid positivos. “Sé que mi pega está relacionada con arriesgarme por el resto y siempre tuve claro que existía la posibilidad de que me contagiara o no y que me diera fuerte o prácticamente no me pasara nada”, declaró.
Ella dio positivo al virus el 19 de octubre de 2020 y sus síntomas fueron cefalea, dolor de garganta, pérdida de olfato y del gusto. Tuvo que hacer cuarentena obligatoria por once días en la residencia sanitaria del Hotel Marina del Sol.
“Al principio tuve miedo porque veo pacientes críticos que pueden estar hablándome y una hora después entubados. Me daba miedo llegar a esos extremos, pero los trabajadores de la salud estamos acostumbrados a vivir con el virus. Sabemos que el que nos enfermemos es algo que tarde o temprano podría pasar”, aseguró Bárbara Morales.
Después del entorno familiar (1.457), las empresas (164) y el área de la salud (77), los otros sectores que han presentado brotes de contagios por Covid-19 en la Región de Ñuble son: comunitario (29), Fuerzas Armadas (12), Instituciones municipales o gubernamentales (9) y residencias (8).
Texto: Ignacia Oyarce