Señor Director:
La oposición de derechas (ChV y Republicanos) ha venido evidencia una seria incapacidad para actuar colectivamente. La crispada negociación electoral de cara a los comicios de fin de mes pavimento el camino de confrontación. Las reacciones disimiles frente al caso audios (con su impacto en personeros de ese sector político como A. Chadwick o F. Ward), el escándalo de M. Cubillos, y acusaciones constitucionales sin viabilidad muestran el déficit de acción colectiva.
Tempranamente la oposición cayó en la trampa de apostar a la alternancia sin ofrecer una alternativa real de gobernabilidad. En vez de construir una propuesta sólida y diferenciada, muchos apuestan a que el desgaste del oficialismo los lleve automáticamente a gobernar. Este enfoque cortoplacista no sólo debilita su capacidad de liderazgo, sino que también amplía la brecha con una ciudadanía que exige cambios profundos y estructurales.
La alternancia, entendida como el simple cambio de coalición en el poder, no es suficiente para generar un proyecto transformador. Sin una narrativa clara, las oposiciones terminan siendo percibidas como meras fuerzas reactivas, más interesadas en ocupar el espacio vacante que en resolver los problemas urgentes del país. En lugar de proponer un proyecto que responda a las demandas ciudadanas, las oposiciones se han centrado en la crítica, sin ofrecer soluciones concretas y coherentes. Esta estrategia, que apuesta a la alternancia más que a la alternativa, no solo es insuficiente, sino peligrosa. Al no ofrecer un camino claro, terminan por ahondar la crisis de representación que afecta al sistema político en su conjunto.
Si las oposiciones no logran abandonar esta lógica, su aspiración de gobernar será solo transitoria. Chile necesita liderazgos capaces de proponer nuevos horizontes de desarrollo, y no simplemente un cambio de rostros en el poder.
Marco Moreno
Académico Escuela de Gobierno, U.Central