Señor Director:
La discapacidad no es una condición de las personas, sino el resultado de su interacción con un entorno que no está adaptado ni pensado para incluirlas.
Desde este enfoque impulsado por la Convención de la ONU sobre Derechos de Personas con Discapacidad, ratificado por Chile en 2008, nuestra cultura debe cambiar.
Discapacidad no es tener síndrome de Down, es no poder ir a la escuela o colegio de tus hermanos y socializar con los demás niños. Es que no te enseñen a leer, ni a sumar, que no te inviten a los cumpleaños y que a los demás padres les parezca “normal”.
Discapacidad no es tener un déficit intelectual, es que te traten como un “eterno niño”, un “menor”, un objeto de caridad y protección, no como un sujeto de derechos y deberes. Es que no controlen tu peso, que no te hagan el papanicolau, que no puedas ir al psicólogo o al psiquiatra porque en el sistema público hay muy pocos y si vas solo o sola no te permiten solicitar una hora por ti mismo.
Discapacidad es que te miren raro en la micro o que no te puedas subir a ella, porque el chofer no tiene tiempo o ganas de bajar la rampa. Es no poder salir a la calle porque las veredas están en mal estado, o hay postes en medio de ella o un grupo de matoncitos suele tirarte piedras.
Discapacidad es que tus padres, a los que ningún sistema social ha dado apoyo, piensen que eres asexuado/a y que no puedes tener vida propia. Es que las personas eviten hablarte, porque demoras más en responder. Discapacidad es que te manden a ofrecer galletas a todas las oficinas, en vez de darte la oportunidad de aportar al trabajo desde tu particularidad.
Discapacidad es que el Estado, los políticos y las autoridades no te vean, aunque saben que estás ahí afuera y prefieran hacer como si no existieras. Los déficit son parte de la condición humana, pero discapacidad es lo que construimos todos.
María José López Directora Ejecutiva de Fundación ConTrabajo