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La deuda con el reciclaje

La Encuesta Nacional de Reciclaje y Reutilización Reciclando-ando, realizada por NielsenIQ, junto al Pacto Chileno de los Plásticos y Oceana en Chile, reveló que el medio ambiente sigue bajando entre las problemáticas que preocupan a los chilenos, llegando al lugar 11 en relación con otras preocupaciones, como la seguridad y el empleo.

El estudio también mostró que se mantiene en 53% las personas que declaran reciclar, lo que no se condice con las tasas de reciclaje (menos del 10% de los residuos domiciliarios, según el Ministerio de Medio Ambiente). Asimismo, se da cuenta de un alza en el conocimiento de la Ley REP y de las personas informadas sobre los servicios de reciclaje en su comuna.

Asimismo, un 17% declara compostar los residuos orgánicos (en el hogar un 15% y un 2% contratando un servicio de compostaje) y un 54% dice que le gustaría hacerlo.

En Chillán y Chillán Viejo, el escaso avance y compromiso que se observa en los habitantes para modificar los hábitos en materia de reciclaje, separación de la basura desde su origen, compostaje de residuos orgánicos y reutilización del papel, plástico, vidrios y una serie de otros productos, dan cuenta del desarrollo inorgánico de nuestra política ambiental, pero también de una enorme miopía económica, ya que se desaprovecha la oportunidad de rentabilizar o revalorizar los desechos.

Pero no solo se está desaprovechando una gran cantidad de recursos, sino que no se está actuando bajo la misma lógica de la necesidad de protección y cuidado del medio ambiente y los impactos que tiene para las generaciones futuras no hacerlo.

Las acciones que realizan entidades como los municipios, el Gobierno Regional y el Ministerio de Medio Ambiente contrastan con la escasa cultura de manejo de la basura en los domicilios. Si bien ha habido avances con algunos barrios y organizaciones sociales, así como también en comunidades educativas, lamentablemente, siguen siendo una minoría.

Por otra parte, las empresas privadas que se dedican al reciclaje todavía aparecen como pioneras de la economía circular en la región, donde destacan ejemplos de grandes firmas, así como también emprendimientos de base tecnológica que tienen un enorme potencial de crecimiento.

En promedio, cada habitante de Chillán genera 1,1 kilogramos de basura diariamente (76.101 toneladas anuales), lo que plantea la necesidad de implementar medidas para reducir el volumen de esos residuos y reciclar los materiales de mayor valor económico y ambiental.

Para los municipios, avanzar efectivamente en la separación en origen y en el reciclaje, a través de los contratos con las empresas de recolección de basura, es un proceso que no se debe seguir postergando.

La educación, el acuerdo público privado y la experiencia internacional son todos elementos que debe combinar una política pública local que salde esta deuda con un tema que no puede continuar en el último lugar de las decisiones ambientales de cada uno de nosotros, ya que, si no se cambia de conducta, las grandes inversiones y políticas verdes que podrían implementarse en los próximos años en Chillán se verán ensuciadas por nuestra propia basura.

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