El 6 de enero pasado se cumplieron 45 años desde el fallecimiento de David Alfaro Siqueiros, una figura de renombre mundial que no es ajena a los chillanejos. Los casi dos años que p ermaneció en Chillán permite que hoy la ciudad sea reconocida como una de las más importantes respecto del legado del muralista mexicano.
Y aunque Siqueiros dejó sus memorias a través de “Me llamaban El Coronelazo”, son varios quienes a casi 80 años de su llegada a la zona tras el terremoto de 1939 continúan intentando develar su vida en la ciudad. Uno de ellos es el arquitecto y escritor chillanejo Claudio Martínez, quien hace poco terminó de escribir la novela “El mural en el fin del mundo”, junto a Álvaro Briones. El trabajo será editado dentro de poco.
“Efectivamente se trata de una novela basada en los datos que pudimos extraer realizando una investigación en torno a Siqueiros en Chillán. T odos los datos que ahí aparecen son reales. Esto tras consultar distintas fuentes. Hay diálogos que sí se han publicado, otros que hemos imaginado basados en los datos duros respecto de su vida en la ciudad”, adelanta Martínez a la espera de que la novela pueda estar pronto en manos de los admiradores de la obra de este mexicano en la ciudad.
Cronología de Siqueiros en Chile
Ya en sus memorias se puede advertir que el viaje a Chile fue importante tanto en su vida como en su carrera artística. Sin embargo, el viaje no fue fácil porque una parte se hizo por tierra y otra por avión. Siqueiros, su esposa Angélica y su hija Adriana, llegaron primero a Santiago y desde ahí fueron conducidos a Chillán. En el libro de Claudio Martínez, se reproduce un diálogo entre el artista y el alcalde de la época, quien le comenta que en un principio, se habrían sepultado más de treinta mil almas en una fosa que se habilitó en el C e menterio M u nicipal.
“En Chillán, una población del sur de Chile, quizá s el único lugar donde existe un importante arte popular, por cierto muy parecido en algunos aspectos al llamado barro negro Oaxaca y en el cual un año antes se había producido uno de los terremotos más terribles de todos los tiempos, pues solo en el primer sacudón se habrían producido más de 25 mil muertos. Dicen que la única persona que se salvó en el cine del lugar fue una muchacha que segundos antes del sacudón sísmico salió violentamente corriendo de dicho centro público como protesta a ciertas intenciones indecorosas de su novio”, precisa el mismo Siqueiros en sus memorias.
Durante estos años de investigación respecto de Siqueiros en Chillán, a Mart í n ez siempre le dio la impresión de la existencia de una relación entre el artista azteca y la masonería. En su novela, describe otro descubrimiento. “Un buen día, mi madre me entregó un libro. El texto del cuadernillo recogía la relación entre Rivera, los Rosacruces y Siqueiros.
Pero también iba más allá y se refería directamente al tema de mis preocupaciones: hablaba d e la relación entre Siqueiros y la logia de Chill á n . Enumeraba una serie de hechos de m anera cronológica. El que más me interesó, naturalmente, decía relación con la c onstrucción de la nueva sede de la masonería en Chillán en el periodo en que Siqueiros se e ncontraba pintando los murales en la biblioteca de la Escuela República de México”, señala.
“A raíz d el terremoto de 1939, y de la destrucción total de la antigua sede ubicada en calle El Roble, l a logia trabajó en un templo provisorio en calle Arauco 1 057 y terminó por establecerse d efinitivamente en calle Rosas 4 56. Allí comenzó a funcionar bajo el nombre Centro C ultural Pedro Lagos Marchant. La construcción de la nueva sede fue financiada con los r ecursos obtenidos de la venta del terreno en que estaba construida la sede destruida y con a portes de la Gran Logia de Chile. Comenzó a ser edificada en 1940 y se inauguró en 1942, e s decir se trató de un proceso totalmente paralelo al de la construcción de la Escuela R epública de México”, precisa.
Algo similar ocurre con Ciudad Creativa, colectivo que está empeñado en demostrar la conexión de Siqueiros con la creación de la Escuela de Artes y Oficios, hoy, Escuela de Cultura Artística de Chillán. Lo cierto es que durante casi dos años, Siqueiros no solo dejó la huella de su alabado mural dedicado a los héroes y personajes de Chile y México, sino también la influencia artística de toda una corriente y época que no dejó indiferente a nadie.