Hace poco más de cuatro años, la vida de Martín Arrau García-Huidobro sufrió un giro radical.
El recién asumido Presidente Sebastián Piñera lo nombraba delegado presidencial para la instalación de la Región de Ñuble, y de ahí en adelante, su oficina al aire libre que ocupaba en su día a día en el campo, se trasladó primero a las oficinas de calle Constitución (hoy dependencias de la Subdere regional), y luego, al segundo piso del edificio de Avenida Libertad, donde se desempeñó durante poco más de dos años como el primer intendente de Ñuble.
Todo indicaba que este ingeniero civil Industrial de la Pontificia Universidad Católica optaría por convertirse en el primer gobernador regional, o por disputar un cupo en el parlamento. Sin embargo, el camino que eligió fue integrar la convención constitucional que redactará la nueva Constitución de Chile.
Se embarcó entonces en una campaña que tuvo mucho de su sello como intendente: harto terreno, mezclado con una presencia constante en redes sociales. Fórmula que al parecer, dio resultado, pese al pobre desempeño de su sector -Chile Vamos-, en la elección de constituyentes.
Sus más de 22 mil votos le permitieron ser elegido como representante del distrito 19 con la primera mayoría, y además, ir acompañado de su compañera de lista de la UDI, Margarita Letelier, ambos con un pasado común en la Junta de Vigilancia del río Ñuble.
Ya proclamado por el Tribunal Calificador de Elecciones como uno de los 155 convencionales que comenzarán sus funciones durante la primera semana de julio, Martín Arrau conversó con La Discusión respecto del desafío que enfrentará este grupo, y de los temas que marcarán el debate.
¿Límites al reglamento?
– ¿Qué reuniones o encuentros ha tenido con otros constituyentes, tanto de su sector, como otros? ¿Qué ánimo ha visto?
– Me he reunido con varios constituyentes y he coincidido con otros tantos en ciertos espacios a los que nos han invitado a conversar. En el diálogo directo se ve un buen ambiente, en búsqueda de coincidencias y con muchas ganas de ponernos a trabajar.
– ¿Qué límites debe tener el reglamento de la Constituyente? ¿Debe tener límites?
– Hay límites que están establecidos en la Constitución actual y que forman parte de la normativa que origina y da validez a esta convención. Dentro de este marco, la cual debemos atenernos, el reglamento es el llamado a generar eficacia interna, poniendo límites, orden y control al trabajo de los constituyentes. Hablamos de la forma en que trabajaremos, de las comisiones que existirán, del flujo de proceso del texto, los mecanismos de participación ciudadana y otras tantas materias. Otro límite que debiésemos autoimponernos, es el del tiempo que dedicaremos a definir este reglamento, ya que no nos sobra ni un día. Tenemos solo un año máximo para trabajar y espero que esta primera misión la cumplamos sin contratiempos, como se ha visto en experiencias comparadas.
– ¿Qué le pareció la “declaración de los 34”, firmada entre otros, por el constituyente por Ñuble, César Uribe?
– Todos podemos declarar lo que nos venga en gana, ahora, algunos le han dado carácter de exigencia a estas palabras, y allí estamos en desacuerdo, porque sería un desconocimiento de las mismas normas que crean este proceso y por las cuáles fueron elegidos cada uno de estos 34 constituyentes. Si uno cuestiona las normas constitucionales y les resta validez, ¿Qué sentido tiene escribir una nueva Constitución? ¿Qué valor y respeto le fijamos a priori? ¿Cómo garantizamos los derechos de las personas si no se respetan las normas? Hay que ser claros en defender la democracia y el respeto de las normas. La pura democracia termina en anarquía y las normas por sí solas terminan en tiranía, es por eso que la democracia y el respeto institucional son inseparables.
– ¿Qué características debe tener quien sea elegido(a) presidente (a) de la convención?
– Ser la persona que obtenga la mayoría de los votos.
– Lo más probable es que la convención funcione sobre la base de comisiones, como el Congreso. ¿En qué área le gustaría trabajar?
– Creo que puedo aportar en la búsqueda de un Estado más eficiente, de un Estado que garantice la libertad y seguridad de las personas, y así como en un país con empleo y estabilidad económica. Son las materias por las que se conoce mi trabajo y mis propuestas, así que, si hay espacio en comisiones de temas como estructura del Estado, seguridad o desarrollo económico, feliz de poder ser parte.
– ¿Qué temas cree que serán más difíciles de abordar, o en los que costará más llegar a consensos?
– Por un lado, en temas valóricos, ya que a las personas nos cuesta mucho más transar o definitivamente no se puede en estas materias. Y, por otra parte, en temas que han sido capturados por eslogan con poco fundamento real, y que vuelven a ciertos grupos rehenes de sus consignas, pese a que muchas veces la evidencia técnica o la experiencia de otros países sea irrefutable. Estos grupos se niegan a cambiar de opinión para no cometer suicidio ideológico, como pasa cada vez que en la argumentación surgen ejemplos como el de Venezuela, Bolivia o Cuba.
– El hecho que ningún sector tenga poder de veto en la convención, ¿Hará más fáciles o difíciles los acuerdos?
– Yo creo, o quiero creer, que la lógica de sectores, partidos y sectas, no operará en la Convención y más bien imperarán ideas y mayorías móviles dependiendo de la materia.
“No me conocen a mí ni a mi propuesta”
– Durante la campaña, sus oponentes se referían a ud. como “el defensor de la privatización del agua”, y lo acusaron de tener conflictos de interés en este tema. ¿Podría definir su postura al respecto? ¿Deberá inhabilitarse para votar en ésta u otras materias?
– Éste es un ejemplo claro de los eslogan que comentaba y de que algunas personas terminan repitiendo como coro falacias de las que tienen un profundo desconocimiento. Cuando encuentro personas abiertas al diálogo para profundizar en el tema, noto que no se conoce la regulación del agua en Chile, que no me conocen a mí y que menos conocen mi propuesta al respecto, simplemente se quedan con un eslogan, porque alguien más se lo dijo. Mi propuesta en esta materia es simple, a nivel constitucional se debe consagrar el agua como un bien nacional de uso público, dar un mandato al legislador para que ordene y eficiente la estructura del Estado que está encargada del agua -que son más de 50 servicios públicos-, y que se dé certeza en los permisos de uso a los más de 400 mil usuarios que hay en Chile, muchos de ellos responsables de que siga llegando el alimento a cada una de nuestras mesas. Sobre esa supuesta “inhabilidad”, no es más que un intento de censura, de sacar de la discusión a la gente que vive y conoce del tema; si se sigue esa lógica, los profesores que cobran sueldo no podrían hablar de educación, o los abogados no podrían hablar de Constitución porque siempre han cobrado estas asesorías. Yo defiendo la libertad de las personas para trabajar, para prosperar, y claro, cuando hay personas que proponen que el Estado administre y controle todo -lo que ya sabemos que conduce frecuentemente a burocracia, ineficiencias y corrupción- buscan estos eslogan para atacar al jugador y no ir a la pelota, porque sus argumentos se caen solos.
– ¿Cómo debiera abordarse la descentralización en la nueva Constitución? Ud. Es un “converso”, de ser contrario a la creación de la Región de Ñuble, pasó a liderar su instalación. ¿Qué vio en terreno, que en las oficinas o planillas Excel no se advierte?
– Se equivoca, yo sigo pensando que el crear regiones no es un fin en sí mismo, y lideré su instalación siguiendo el mandato legal, buscando siempre la manera más eficiente y participativa para que Ñuble tuviese el mejor inicio posible. Lo que aprendimos es que hay mucha ineficiencia pública, mucha descoordinación, mucho mal gasto de impuestos de chilenos. Es por esto que creo que hay que simplificar la toma de decisiones, terminar con las duplicidades y acercar el poder y los recursos al nivel más cercano a los vecinos, municipio, región, gobierno nacional, en ese orden, definir claramente quién se hace cargo de qué, y exigir gestión. Sobre las regiones encuentro interesante ver la propuesta del Presidente Lagos y, a la vez, ver la mejor manera de resolver este “jurel tipo salmón” que dejaron con el gobernador regional v/s el delegado presidencial regional. O dejamos que el Presidente y el Gobierno Nacional mande, o le damos real poder a las regiones, pero lo de hoy yo dudo que termine bien.
Resultados electorales
– ¿Qué autocrítica realiza, como miembro del oficialismo, de los resultados obtenidos en la Constituyente por el sector a nivel nacional? ¿A qué atribuye que en Ñuble haya sido lo contrario, y su alta votación lograra elegir dos constituyentes?
– Primero, decir que estoy muy contento por el buen resultado en Ñuble, porcentualmente fui la quinta mayoría nacional, y reafirmo mi compromiso de trabajar por todos quienes creyeron en este proyecto. Por otra parte, los resultados nacionales dan cuenta de un sector político que se perdió en promover la libertad, el trabajo, la seriedad, y eso pasó la cuenta.
– Su sector sufrió una dura derrota también en cuanto a alcaldes y gobernador regional en la región. ¿Quiénes fallaron? ¿Los dirigentes de los partidos? ¿Las actuales autoridades? ¿Siente algo de responsabilidad? (Ud. fue intendente hasta noviembre de 2020)
– El análisis es similar, hablamos del costo de desdibujar el proyecto político en la promoción de la libertad, el trabajo y la seriedad, lo que se contrapone, en muchos casos, al populismo de caudillos que privilegian los proyectos individuales, en vez de poner a Chile por delante. Esto es grave, sobre todo, cuando el país se debate entre la libertad y la prosperidad, o tomar la ruta de países que ya sabemos cómo terminan, yéndose a pique. Ahora, no nos mintamos. El gran análisis y la autocrítica debe ser transversal, pues la inmensa y verdadera mayoría sigue quedándose en casa sin participar. Todo lo que conversamos se enmarca, lamentablemente, en un proceso de bajísima participación y alta fragmentación, que lleva a un resultado polarizado que nos hace prever inestabilidad política.