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La amarga labor de vecinos que perdieron sus casas: batallan ahora contra nuevos rebrotes

Cristian Cáceres

En medio de la emergencia por incendios forestales, habitantes que residen a los alrededores de Quillón, están sufriendo los embates del fuego como consecuencia del siniestro que se inició la tarde del 24 de diciembre y que lleva más de 2.100 hectáreas quemadas inclusive algunos hogares siniestrados.

El Olivar fue evacuado, tal como otros sectores, pero aquí las llamas alcanzaron a tres viviendas que terminaron consumidas por completo durante la noche de este domingo, y otras que se vieron afectadas en su entorno cercano, corriendo aún peligro.

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Por más de 25 años viviendo en el sector, la familia San Martín López, la noche de este domingo y al ver que las llamas se acercaban a su hogar junto a la alerta de evacuación emitida por la Onemi, decidieron dejar su vivienda e irse a Concepción. Así lo afirmó a La Discusión, Roberto San Martín. “Nosotros arrancamos a las siete de la tarde, tras recibir la señal al celular”, recordó.

La rapidez de la propagación de las llamas, impidió que la familia organizara con mayor planificación algún tipo de medida para evitar la proximidad del fuego.

Margorie López, esposa de Roberto, señaló que “ayer (domingo) alcanzamos a salir, después ya nos avisaron que había que irse del lugar, bueno y ahí entregamos la casa a puertas cerradas. No se puede hacer nada con las llamas encima, era mejor escapar y que fuera lo que Dios quiera”.

Al regresar durante la mañana de este lunes, con la esperanza que nada hubiese pasado, se encontraron con un escenario dantesco: de su hogar sólo quedaban cenizas y escombros, por lo que decidieron empezar a controlar los pequeños focos de fuego que aún quedaban alrededor, sin más recursos que una pala, un balde y la única fuente de agua, su piscina.

Por esto, Roberto San Martín recalcó que “hay que limpiar todo, por ahora hay que evitar que se queme más, hay que limpiar y construir de nuevo”. En concordancia, Margorie López, indicó que ahora hay que reconstruir, “hay que hacerlo pero en una zona más limpia, más despejada. Dejar un poco lo que es la naturaleza, los árboles que son nativos, tenemos mucho boldo, litre, peumo”.

No es solo el inmueble lo que se quemó, debido a que “aquí hay 25 años de harto trabajo y entrega, mis plantas se fueron todas, excepto de este lado que quedó un punto verde, y pasó, porque allí se quemó un olivo (…). Esta era mi casa yo era la que me movía. Yo tenía preparadas hartas plantas y varios tipos, ya había vendido algunas. Ahora se quemaron todas, tenía muchas camelias y verónicas, se me quemó mi verónica, que era tan única, todo el mundo no las tiene, las mismas no están, pero bueno habrá que hacer otras”, afirmó Margorie.

Aunque en las catástrofes de años anteriores, 2017 y 2012, no sufrieron grandes daños ya que los incendios no alcanzaron su hogar, hoy lo que esperan es que se pueda detener el fuego y de las autoridades ayuda para poder sacar los escombros. “Es preferible sacar todas estas latas, todos los fierros, nada es reutilizable, entonces eso sería una gran ayuda”, señaló López.

Sin electricidad no hay agua

El Olivar depende de la electricidad para hacer funcionar sus punteras o copas de agua -una de las formas de obtener agua para consumo, debido a que no hay pozos ni agua potable- por esto en el camino empezaron temprano los trabajos para restablecer el suministro, específicamente, con la reposición de los postes caídos y quemados, la mayoría de madera.

En este ajetreo, se encontraba Sergio Álvarez, uno de los vecinos de El Olivar y dueño de una de las casas evacuadas, quien se salvó de las llamas, pero, por lo mismo, buscaba la manera de controlar el fuego que había rodeado su vivienda la noche anterior y que corría riesgo de volver a reactivarse.

Su hijo, Eduardo, llegó por la emergencia desde Concón y su hermano desde Osorno. “Llegué a las diez de la mañana, me encontré con esta escena y ahora preocupado de apagar las pocas llamas que puedan haber para que no se sigan acercando”.

Sin embargo, la casa colindante de su tío, se consumió completamente.

Colaboración de vecinos

Mientras los efectivos de bomberos combaten el fuego directo que amenaza a los habitantes de los distintos sectores y acuden cuando el fuego ya se ha extendido, quienes viven cerca de los focos trabajan tratando de apagar las reactivaciones o nuevos inicios de incendio.

En el Fundo San Juan de Dios, el trabajador del lugar, Luis Soto, comentó que desde las siete de la mañana empezaron sus labores. “Nosotros en la mañana estábamos apagando, seguramente quedó una chispita y empezó a prender el puente. En la mañana lo habíamos apagado todo, después nos fuimos y, probablemente, prendió un palito, como la hoja de este árbol (Quillay) es secante lo prendió al tiro”, aseguró.

Desde el domingo que ayudan a controlar el fuego, y señaló que “ya apagándose esto quedaría todo más normal, es lo que la gente espera que se apague luego. Imagínese pasa para allá, las casas que están ahí, olvidarse”, explicó Luis Soto, quien vive en el sector desde que nació.

A raíz de la reactivación de este foco en el puente de un canal, Bomberos llegó a controlar la situación para que no se extendiera el fuego hacia los hogares que están cerca. Al lugar también recurrieron helicópteros arrojando agua desde las alturas.

Patrullajes

Por parte del Cuerpo Bomberos, el segundo comandante de Quillón, Silverio Valenzuela, confirmó las labores que se realizan una vez dimensionado el alcance del fuego, que ya arrasó con más de dos mil hectáreas.

“A esta hora me encuentro haciendo una evaluación de perímetro completo de incendio. Tenemos bastantes puntos, algunos dentro de la zona quemada, otros en el exterior, que provocan estos focos, como el del puente. Debió ser una pavesa que saltó fuera de la zona quemada y en poco tiempo junto al alza de temperatura, esto se propagó y terminó consumiendo un puente completo, por lo mismo estamos haciendo la evaluación”.

Mientras que en el apoyo aéreo, “hay aeronaves que están haciendo descargas en distintas zonas, estamos cubriendo lo más posible. Principalmente, tenemos sectores como Santa Ana del Baúl, El Olivar y algunas reactivaciones como lo es La Esmeralda, pero eso ya es menor. Así que todavía estamos haciendo la evaluación por parte de Bomberos, estamos trabajando en conjunto con Conaf y otras instituciones que igual trabajan en esta emergencia”, confirmó el segundo comandante de Quillón.

En relación a los vecinos, “fue bastante grande el incendio, hubo bastante preocupación, igual hacemos el llamado a los vecinos a preocuparse un poco más por los predios, los terrenos donde había mucho material combustible”, recalcó Silverio Valenzuela.

En esta emergencia los esfuerzos están siendo coordinados entre la delegación presidencial, la Onemi, Conaf, Carabineros, Bomberos, Policía de Investigaciones y Ejército.

Durante la tarde se sumó a las labores de control del fuego un avión C-130 Hércules con capacidad de descarga de 15 mil litros de agua, velocidad de 600 km/h y autonomía de vuelo de ocho horas.

El director regional de Conaf, Domingo González, explicó cómo apoyará este avión el combate de los incendios en Quillón.

“Efectivamente ahora se están dando las condiciones para que pueda operar (el C-130). Tenemos un foco en Puerto Coyanco que está activándose, y vamos a apoyar todas las otras aeronaves que estaban operando. Tenemos que generar espacio aéreo para que esté avión de gran envergadura pueda operar”, afirmó.

Texto: Antonieta Henríquez

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