Justicia británica declara ilegal suspensión del parlamento por parte de Johnson
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La justicia británica asestó este martes un golpe implacable al primer ministro Boris Johnson al considerar “ilegal y sin efecto” su decisión de suspender el parlamento hasta los días previos al Brexit, tras lo cual se multiplicaron los llamados a su dimisión.
Johnson, que se encontraba en Nueva York para la Asamblea General de la ONU, afirmó estar “profundamente en desacuerdo con lo que los jueces dictaron”.
“No cabe duda de que hay mucha gente que quiere frustrar el Brexit”, denunció. Sin embargo, “éste es obviamente un veredicto que respetaremos”, aseguró.
Tras tres días de vistas y cuatro de deliberación, once jueces de la Corte Suprema de Londres dictaminaron unánimemente la suspensión parlamentaria como “nula y sin efecto”.
La decisión de “suspender el parlamento fue ilegal porque tuvo el efecto de frustrar o impedir la capacidad del parlamento para llevar a cabo sus funciones constitucionales sin una justificación razonable”, afirmó la presidenta de la Corte, Brenda Hale.
En consecuencia los diputados volverán al trabajo el miércoles por la mañana, anunció el presidente de la Cámara de los Comunes, el conservador John Bercow, quien había denunciado la medida como un “ultraje constitucional”.
Y cuanto se reúnan de nuevo, se anuncia un terremoto político para el controvertido primer ministro, en el poder desde finales de julio.
“Debemos hacer que el gobierno rinda cuentas de sus acciones. Ahora Boris Johnson debería dimitir”, afirmó el diputado nacionalista escocés Ian Blackford, mientras a las puertas de la Corte Suprema un grupo de manifestantes coreaba “¡Johnson fuera, Johnson fuera!” y un hombre caracterizado como el primer ministro y vestido de preso agitaba una pancarta que decía “¡Culpable!”.
También desde el congreso anual del Partido Laborista en Brighton, el líder de la oposición Jeremy Corbyn llamó al primer ministro a renunciar.
Este dramático golpe se suma a los reveses recibidos por Johnson en las últimas semanas.
Antes de la suspensión parlamentaria, sufrió una rebelión entre los diputados conservadores, perdió la mayoría absoluta, vio aprobada una ley que le obligaría a pedir un nuevo aplazamiento del Brexit y denegada su propuesta de elecciones anticipadas para salir del bloqueo.