La trayectoria académica de la socióloga Julia Fawaz Yissi siempre ha estado ligada a la ruralidad y a la mujer. Pese a que solo llegó a Ñuble en 1986, para trabajar como profesora de la UBB, institución donde aún está a cargo de la dirección del Centro de Estudios de Ñuble, su directriz se marcó desde su infancia en su natal Renaico y por la influencia de su madre.
“Tengo una profunda admiración por las mujeres rurales, porque yo me crié en un sector rural, donde no había ofertas de educación de calidad y tuve que estudiar interna. Mis padres se dedicaban a actividades agrícolas y comerciales”, relata.
Esta entrevista la responderá rodeada de sus estudios y libros para argumentar todos sus puntos de vista, y asegurará que su madre forjó su destino. “Ella me enseñó que la mujer tiene un espacio en la sociedad, si no tal vez me hubiese quedado en Renaico. Ella me inculcó que las mujeres debemos ser integrales. De ella aprendí el gusto por el arte, por la música barroca, que escucho todas las mañanas, y la clásica, todas las tardes”, sostiene.
-En relación a sus investigaciones, ¿cómo ha evolucionado el rol de la mujer rural a lo largo del tiempo? ¿Continúa el sistema patriarcal presente en la ruralidad?
-Sí, más que en los sectores urbanos. Ha sido difícil cambiar ciertos arreglos familiares, que están largamente establecidos en el campo. El sector rural, hoy ya no se considera que sea un aislado, ni lo rural y urbano como dos polos que no se relacionan entre sí, sino que todos los estudios muestran que las vinculaciones entre el se han ido acrecentando, y a medida que aumentan, y que la mujer rural se incorpora más al trabajo, está más en contacto con los sectores urbanos y con nuevas formas de vivir y de ser mujer. Pero cuesta más en los sectores rurales, porque hay una serie de mitos asociados al rol de la mujer. Son formas establecidas desde hace mucho tiempo en el campo, preci-samente una causa es esta no integración a los circuitos de modernización que van ocurriendo en la sociedad global, o que llegan con rezago a lo rural. Por ejem-plo la conexión a Internet y a servicios básicos, en los sectores urbanos siempre es más alta que en los rurales. El nivel educacional y acceso a la educación superior también es con rezago.
-¿En el mundo rural podría estar más normalizada la violencia contra la mujer?
-En el mundo rural está más normalizada la subordinación de la mujer y es posible que por eso acepte más violencia, aunque eso ha ido cambiando. El año pasado hicimos un manual con enfoque de género para Indap y tuvimos reuniones con dirigentas campesinas de todo el país. Algunas de ellas nos hacían ver las dificultades y conflictos que a nivel familiar les generaba su rol de dirigentes, y nos decían que se habían separado, no solo por esto, pero seguramente se había agudizado algún conflicto por un rol público que la mujer asumía.
-¿Cómo estamos en Ñuble en términos de equidad de género?
-La incorporación de la mujer al trabajo es más baja que en otros sectores de la sociedad. En cuanto a los ingresos que reciben las mujeres, hay una brecha bastante fuerte en Ñuble, el acceso a ciertos puestos de prestigio es bajo, de las 21 comunas que tenemos solo una tiene una mujer como alcaldesa, y eso es un tema de representación con ley de cuotas incluida, que no se ha superado en la región, entre los consejeros regionales no hay ninguna mujer. Hay una inequidad de género. La ruralidad no es en sí misma negativa, se puede ver como una oportunidad, uno asocia inmediatamente la ruralidad con mayor pobreza, mayor inequidad, más machismo o más patriarcal. En alguna medida es así, pero a lo mejor tenemos la oportunidad de construir una región distin-ta aún con esos niveles de ruralidad.
-¿Cómo ha aportado el movimiento feminista en generar un cambio para la mujer?
-Yo noto que el movimiento feminista es algo que ha im-pactado a las mujeres jóvenes y a los hombres también. Desde afuera tendemos a pensar que el movimiento feminista es un movimiento de mujeres en pro de la mujer, y reivindicando en forma radical sus derechos, sin embargo, ellas mismas dicen que sus enemigos no son los hombres, sino que es el siste-ma patriarcal, es decir, esta forma de realizar la sociedad en base a la superioridad de un género sobre otro, en vez de organizarla en función de una equidad. Cualquiera sea que tengamos la visión de ese movimiento, cumplió una función importante, que era visibilizar muy fuertemente las problemáticas que vivían las mujeres en distintos ámbitos. Permitió que muchas situaciones fueran denun-ciadas y facilitó ese proceso de denuncias de violencia, de abuso, porque es difícil para una mujer rural, casada, con pareja, mostrarse abiertamente y denunciar.
-¿Julia Fawaz es feminista?
-Yo creo que el feminismo es una práctica social, algo que tiene que ver con la práctica, con la denuncia, con la acción política no partidista en la sociedad. Yo no me atrevería a declararme feminista, pero sí alguien que quisiera promover y apoyar la equidad de género, entendida como la posibilidad de ofrecer a todas las personas las mismas condiciones, oportunidades y tratamiento, pero teniendo en cuenta de alguna manera sus características particula-res, de manera que puedan ejercer o alcanzar sus dere-chos. El concepto jurídico de igualdad, que es para todos lo mismo, es eso, les damos a todos lo mismo, pero en realidad la justicia indica que cuando hay condiciones de desigualdad tenemos que dar algo diferente.