En 1910, Julio y Afife Lama fundaron en Chillán El Gallo Blanco, tradicional tienda del centro que 50 años después fue liderada por el hijo de ambos, Eduardo (fallecido en 2018). A pesar de la llegada del retail y la apertura de malls en la década de los noventa, la tienda se las ha arreglado para subsistir y seguir surtiendo a los fieles compradores, sobre todo, de ropa escolar que no se encuentra en cualquier época del año en el comercio.
El logo de El Gallo Blanco no ha variado desde la década de los sesenta y esto llamó la atención del arquitecto y artista visual José Luis Gacitúa, quien estudió el logotipo para crear una copia de la pieza que instaló hace algunos días en el café Buen Día, en la Torre Rucamanqui. El artista explicó a La Discusión Domingo que “la idea de realizar esta pintura nace por mi interés en la ciudad, en sus espacios públicos y los elementos que ahí se encuentran, y uno de ellos es el letrero de la histórica tienda local El Gallo Blanco de Chillán, que destaca desde su estética y permanencia a través del tiempo. Es por eso que quise abordar este proyecto y pintar el letrero, para acercarlo a la ciudadanía desde otro espacio y escala, a modo de homenaje y puesta en valor, con el objetivo de darle mayor visibilidad mediante el arte y la investigación, para entregar información y generar diálogos entre las personas, considerando la importancia en la memoria y la protección a futuro del letrero como parte del imaginario de nuestra ciudad”.
Este proyecto se realiza gracias a la colaboración del Café Buen Día (@buendiacafe_) que otorgó a José Luis sus espacios y fachada vidriada para la pintura temporal, “respondiendo y apoyando a mi intención de fomentar las artes visuales fuera de los espacios convencionales”, agrega el artista visual chillanejo, quien tomó una fotografía del logo original para la réplica (por eso le falta una letra A).
La respuesta de El Gallo Blanco no se hizo esperar y a través de las redes sociales, su cuerpo de dueños y trabajadores expresó que “como familia Gallo Blanco, hemos recibido un maravilloso regalo. Queremos expresar nuestro agradecimiento a José Luis Gacitúa y al café Buen Día por esta iniciativa tan especial. Hemos sido incluidos entre las iconografías típicas de nuestra ciudad, y es un honor que nos llena de alegría y gratitud. Con más de 100 años en el comercio chillanejo, sentir el cariño de la gente que aún nos prefiere es verdaderamente reconfortante”.
“Enfrentar los desafíos como pequeño negocio frente a las grandes empresas ha sido todo un trayecto, y este gesto de aprecio se convierte en un valioso refuerzo positivo. Nos brinda la energía necesaria para seguir esforzándonos y mejorando cada día. Nos conmueve profundamente y nos enorgullece saber que nuestro comercio ha dejado una huella en sus mentes y corazones. Agradecemos a todos por ser parte de nuestra historia y por permitirnos ser parte de la suya”, expresó el equipo a través de las redes sociales.
Investigación
José Luis Gacitúa tiene un amor invaluable por la ciudad y sus tradiciones, por lo que este trabajo se enmarca dentro de una investigación que está ligada a su carrera de base. Esto es lo que resalta la arquitecta Anabella Benavides, quien agrega que “la legibilidad de los centros urbanos es clave para la construcción de ciudades amables para el habitante, y permite que podamos desplazarnos, leer y entender la ciudad desde la experiencia. Desde el auge del termoformado posterior a la Segunda Guerra Mundial y la llegada de esta tecnología para la producción de letreros publicitarios en la década de 1960, la imagen del centro de Chillán cambió y dio paso a una publicidad llamativa asociado a una época de creciente actividad comercial, con locales, tiendas y bazares característicos, despertando una identidad en el comercio local”.
“Uno de estos ejemplos es el famoso e iconográfico letrero de la tienda El Gallo Blanco, ubicada en El Roble 617, cuya dimensión gráfica representa un recurso publicitario que hoy se transforma en una referencia urbana mediante su continuidad en el tiempo, tanto como en el objeto en sí mismo, así como también, siendo parte de imagen de la ciudad y de la memoria visual y colectiva del centro de Chillán”.