Jara y Kast se juegan voto a voto el balotaje en Ñuble: el mapa que definirá la campaña

Los resultados de la elección presidencial en Ñuble dejaron un escenario particularmente desafiante para las dos candidaturas que pasaron al balotaje.
Por un lado, José Antonio Kast lideró la votación regional, con un 31,6%, apoyado en un desempeño muy alto en las comunas rurales de Itata y Punilla. Por otro, Jeannette Jara alcanzó un 19%, sosteniéndose en los centros urbanos de Diguillín, especialmente en Chillán, donde logró su mejor registro comunal (22,6%).
La región, sin embargo, quedó marcada por una dispersión relevante, con votos estructuralmente distintos entre sí y un caudal significativo de electores que en primera vuelta optó por otras alternativas.
Al observar el desglose territorial, los datos muestran que Kast obtuvo su mejor resultado en Trehuaco (38,7%) y su peor desempeño en Yungay (26%). En la primera comuna el alcalde es independiente, y en la segunda, del PS.
En el caso de Jara, la tendencia es inversa: su punto más alto estuvo en Chillán (alcalde del PPD, pero que no mostró respaldo hacia la candidata), y su menor votación se registró en Coihueco (alcalde independiente) y Pinto (alcalde republicano), con apenas un 13%.
Esta asimetría refuerza la idea de una región políticamente partida entre un eje urbano más cercano a la candidata oficialista y un cinturón rural que se inclina con holgura hacia la derecha.
El voto Parisi
El voto de Franco Parisi -que llegó al 22,1% regional y fue especialmente competitivo en Yungay, Coelemu, Pemuco, Chillán Viejo y Coihueco- aparece como la principal incógnita del balotaje.
Para Jara, captar parte significativa de ese electorado es esencial para compensar la desventaja territorial frente a Kast. Sus posibilidades reales dependen de si logra instalar un discurso que conecte con el votante económico y socialmente desencantado, que privilegia propuestas directas y que en Ñuble se expresó con fuerza transversal. Yungay, donde Jara y Kast quedan prácticamente empatados al sumar bloques potenciales, es el laboratorio más claro de esa tensión.
Para Kast, en cambio, el desafío está en retener el voto de Evelyn Matthei y, sobre todo, consolidar el de Johannes Kaiser, quien superó a la exministra en casi todas las comunas.
El sector más duro de la derecha se manifestó de manera contundente, especialmente en los territorios rurales. Sumando sus votaciones, Kast parte con una ventaja amplia en la mayoría de las comunas, pero requiere asegurar que ese ordenamiento no se fracture en los días decisivos de campaña.
La gestión de alianzas dentro del propio sector y el control del discurso más radical serán cuestiones centrales para evitar fugas o abstenciones.
Diferencias en el territorio
El comportamiento por provincias también revela una distribución que condiciona la estrategia.
En Diguillín, Jara obtiene su porcentaje más alto (20,2%), ayudada por la densidad urbana de Chillán y Chillán Viejo, aunque aun ahí el bloque de la derecha supera ampliamente el 45% sumando a Kast, Matthei y Kaiser.
En Itata y Punilla, la candidata oficialista enfrenta diferencias más pronunciadas, con 18,6% y 15,9%, respectivamente, frente a un Kast que supera el 30% en ambas. Para acortar esa distancia, su comando deberá desplegar una campaña territorial activa en zonas rurales, donde tradicionalmente la centroizquierda muestra menor penetración organizativa.
Votantes “blandos”
La dispersión del voto ofrece otra señal de alerta para ambos comandos. Comunas como Chillán, Yungay y Chillán Viejo muestran márgenes relativamente estrechos entre las distintas candidaturas, lo que sugiere que una parte del electorado aún no está completamente alineada. Esto abre la puerta a una competencia intensa por los votantes blandos, que podrían inclinar la balanza en un escenario de alta movilidad política.
El mapa del balotaje obliga a ambos candidatos a actuar con precisión.
Para Jara, la tarea inmediata es ampliar su radio de acción más allá de las capitales comunales, buscar el voto “parisista” y elevar su presencia en Punilla e Itata. Además, deberá articular un discurso económico que responda a las preocupaciones locales -empleo, seguridad rural, infraestructura- sin perder identidad programática.
Para Kast, en tanto, la clave será contener dentro de su órbita al voto de Kaiser, asegurar el respaldo disciplinado del electorado de Matthei, y cuidar el tono, calibrando la relación entre su base dura y un electorado moderado que podría ser decisivo.
La Región de Ñuble, tradicionalmente inclinada hacia posiciones conservadoras, enfrenta una segunda vuelta con márgenes estrechos en algunas zonas y diferencias profundas en otras.
Los comandos deberán leer esas fracturas territoriales con precisión quirúrgica. Un movimiento errado -ya sea por exceso de confianza o por no identificar las sensibilidades del electorado local- podría definir el resultado final.
En un balotaje que se prevé competitivo en las regiones de alta densidad (Metropolitana, Biobío y Valparaíso), Ñuble emerge como una pieza estratégica, que de no ser bien administrada, podría generar sorpresas en el mapa presidencial.
