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Invitación a los recién egresados del colegio

Ahora que muchos alumnos están egresando de su formación escolar, iniciando una nueva fase de desarrollo personal, sería oportuno que pudieran reflexionar sobre la vivencia interior de florecimiento que está implicada en esta fase de sus vidas.

Un aspecto en esta fase es que al egresar del colegio se presenta un viaje interior necesario para el crecimiento individual. En concreto, este momento incentiva al precepto antropológico de lograr conocerse a sí mismos, poniendo en práctica la principal máxima antropológica en Occidente desde que Sócrates la compartiera en el siglo V a. C.

Los griegos desde los tiempos de Homero, Heródoto y por cierto de Sócrates, tenían una palabra muy precisa para señalar a quienes sabían escucharse a sí mismo y aceptar la prueba existencial. Usaban para este tipo de persona la palabra “héroe”. En la literatura homérica, este término a veces se usaba de forma más general para referirse a un “guerrero”; pero también su raíz etimológica se encuentra en las palabras “cuidar” y “proteger”. Sócrates agrega que en la palabra héroe está implicada la habilidad de saber preguntar. Así, al revisar lo que nos enseñaron los filósofos antiguos, héroe es quien decide su vida. Lo heroico es descubrir de la mejor forma, el camino que a cada uno le toca vivir. Y la medida de esta formidable tarea personal es siempre enorme, porque es ni más ni menos, que la felicidad.

En este aspecto, es necesario tener en mente que la felicidad lleva implícita en su definición, la energía de actuar, la alegría de hacer, las ganas de cambiar, de ser fértiles, de ver brotar las flores que somos. Ser feliz es, en gran medida, florecer.

Al mirar a su opuesto, la infelicidad, es posible advertir que esta es una incapacidad de moverse. Hay en la infelicidad una dificultad para sacudirnos los pensamientos pesados y en circunstancias intensas, hay una impotencia de actuar. En la práctica, la infelicidad es restarse al viaje de la vida, es negarse a la fecundidad de la vida. En el lenguaje cotidiano, cuando decimos de una persona que “está bajoneada”, se quiere expresar precisamente que por no estar en movilidad hacia lo mejor que puede ser, o que se encuentra en una baja frecuencia vital, seguramente esa persona lo está pasando mal, es decir, no está siendo feliz.

La invitación a los recién egresados es a que puedan establecer sus trayectorias vitales en miras a un viaje interesante, valioso, meritorio, desafiante, admirable y que, fundamentalmente, los haga crecer. En este camino, para un viaje de crecimiento interior las llaves son el asombro y la sorpresa. Estas son fundamentales para abrirse al mundo de la cultura, del estudio, del trabajo, y ser libres en todo ello. Estas herramientas antropológicas les permitirán descubrir y apreciar las maravillas de la vida; también les llevarán a ponderar el alto valor de la familia y harán posible que en ellos crezca la autoconfianza. Desde esta perspectiva, conviene que los egresados adviertan que la vida nunca deja de pedirnos acciones valiosas: deben tener la certeza de que la vida siempre espera a que podamos florecer.

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