Con el fin del invierno y el comienzo oficial de la primavera, autoridades entregaron el balance hídrico de la región, catalogando este 2022 como un año de bonanza. Entre las cifras se destaca el superávit de nieve, que alcanzó un 95% con respecto al promedio histórico.
Así lo detalló en su visita a Ñuble el director nacional de la Dirección General de Aguas (DGA), Rodrigo Sanhueza. “La Región de Ñuble, comparativamente con el año 2021, está en un año de mayor disponibilidad del recurso agua. Este año ha sido súper beneficioso. La cantidad de nieve caída en cordillera, que, en definitiva en la temporada de riego, de diciembre en adelante cuando comienzan los deshielos, se traduce en caudales disponibles para el uso en las cuencas”, puntualizó.
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Ante este balance positivo en materia hídrica, las autoridades han descartado posibles racionamientos de agua para la primavera de este año y el verano 2023. Sin embargo, pese a los números positivos, el director comentó que todavía se registra un 32% de déficit de lluvias y un 18% de déficit del pronóstico de deshielo, cuyo histórico es de 1.664 metros cúbicos y este año alcanza los 1.371. A pesar de eso, las cifra sigue estando por sobre los 819 metros cúbicos del año anterior. Mientras que, según la Dirección General de Aeronáutica Civil, las lluvias registran 617 milímetros de agua en la estación Chillán. El año pasado a la fecha la cifra era de 522 mm.
“Si uno compara los datos respecto a los históricos, todavía estamos con bastante déficit. En Ñuble, comparado con el histórico es del orden de un 32% (la cifra actualizada ayer era -24,3%). Qué significa esto, que a pesar de que ha sido un año de mayor bonanza, lo que uno debiera hacer y los usuarios particulares en las cuencas, es tener una mejor forma de administrar el recurso agua”, manifestó el director nacional de la DGA.
Por su parte, el seremi del MOP, Paulo de la Fuente, explicó que “si bien hoy en nuestra Región de Ñuble tenemos mejores registros de lluvia y nieve que 2021, aún seguimos por debajo del promedio histórico, tal como ocurre en otras regiones del país. Dentro de las acciones que hemos tomado como MOP cuentan la fiscalización y las facultades que nos da el nuevo código de aguas, que prioriza el consumo humano y permite hacer una mejor redistribución de los recursos”.
Por otro lado, este superávit histórico de nieve caída trajo consigo mayores labores de prevención y de respuesta a emergencias en la región. El director regional de la Onemi, Cristián Matus, precisó: “Sin lugar a dudas la cantidad de nieve caída significó un trabajo mucho más demandante durante esta temporada, donde evidenciamos eventos meteorológicos que aportaron y siguen aportando nieve en los sectores de cordillera y precordillera, teniendo además un sistema frontal que aportó nieve con una isoterma muy baja, situación que no se había generado en años anteriores y lo cual significó un mayor despliegue de los equipos de respuesta”.
En total, este invierno hubo 14 Alertas Tempranas Preventivas, donde los principales eventos de emergencia fueron: anegamientos, deslizamientos menores, congelamiento de rutas e interrupción de caminos por caídas de árboles, además de la acumulación de nieve en sectores cordilleranos.
Texto: Ignacia Oyarce
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