Investigadoras revelan sus aportes y las brechas para el desarrollo de la ciencia en Ñuble
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Se estima que una de cada tres personas que hacen investigación en Chile, es mujer, según la Tercera Radiografía de Género presentada este año por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.
La cifra no deja indiferentes a las carteras pertinentes, que buscan equilibrar la representación de género en áreas cruciales para el desarrollo tecnológico y científico del país, aumentando la presencia de mujeres en la generación de conocimiento.
En Ñuble hay ejemplos de profesionales que han recorrido la senda de la investigación, como el caso de ocho científicas, quienes fueron destacadas, el jueves pasado, por su aporte al progreso de la región, siendo una de ellas, la académica de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, María Dolores López, reconocida a nivel local por sus investigaciones en el área agroalimentaria, su vinculación con comunidades y su labor formando capital humano avanzado.
Desde la óptica del Gobierno se deben inspirar a nuevas generaciones a seguir esos pasos, por esta razón las seremis de Ciencias y de la Mujer han destacado estos ejemplos de investigación. La brecha de género en las carreras científicas y de investigación es una realidad que se está abordando con determinación. La Seremi de la Mujer y Equidad de Género, Constanza Sánchez, subrayó la importancia de enfrentar esta desigualdad, especialmente en campos como ciencia, tecnología, matemáticas e ingeniería (STEM), que se encuentran fuertemente “masculinizados”, con una participación femenina disminuida en un 60%.
“Queremos incentivar a que las mujeres que dieron la prueba para acceder a la educación superior, estén animadas a postular a estas carreras. Y eso lo estamos viendo con la iniciativa “Más Mujeres Científicas”, donde el gobierno amplió a 2.300 vacantes para que ellas postulen, donde hay 39 universidades adscritas, y esperamos que en un futuro se sumen más postulaciones y haya más instituciones que se sumen a esta iniciativa”, destacó.
Sin embargo, Ñuble, como región, se enfrenta a desafíos en el ámbito de la investigación, especialmente en comparación con las regiones circundantes. La Seremi de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Sofía Valenzuela, reveló que la región recibe menos recursos para la investigación en comparación con O’Higgins, Maule y Biobío. Entre las razones, está la concentración de entidades científicas con casas matrices en Concepción, lo que ha llevado a una menor inversión en Ñuble.
“Ahí estamos un poco al debe y probablemente es debido en parte que tenemos dos universidades que son sede de universidades que están en Concepción y tenemos el INIA también que hace investigación, no obstante, aquello, hay mucho talento acá en la región, entonces, estamos trabajando con las investigadoras de las tres entidades, y en INIA para ver de qué manera podemos ayudarlas para que postulen a la mayor cantidad de proyectos”, explicó.
Desde la seremi se busca fortalecer el ecosistema de investigación en Ñuble y fomentar la colaboración para complementar el trabajo. “Nuestra idea como ministerio es que se vaya fomentando la colaboración. Acá vemos que las universidades, más INIA, pueden generar un buen sistema de colaboración en un área agro, bien macro, que no incluya solamente la investigación agrícola, pero también el trabajo con comunidades donde ingresan fuertemente las ciencias sociales, las humanidades, el diálogo bilateral entre pequeños agricultores o comunidades rurales y los investigadores e investigadoras para ir desarrollando nuevas metodologías, nuevos productos y nuevos servicios”, apuntó.
La Licenciada en Química, llegó hace más de 10 años a Chillán por su esposo a quien conoció en Francia mientras estudiaba cursos de posgrado. Es doctora en Química agrícola, Geología y Edafología de la Universidad de Murcia y trabaja como académica del Departamento de Producción Vegetal de la Facultad de Agronomía de la UdeC. Actualmente divide su tiempo entre las sedes de Concepción y Chillán.
Desde que llegó a la capital regional, su principal línea de investigación ha sido el estudio de bioactivos que permitan elevar la calidad nutricional y sostenibilidad de las plantas.
“En los últimos años, una vez que estamos metidos en esta sindemia global, donde la nutrición, el medio ambiente y esa forma en que nos alimentamos, nos afecta, nos hemos dado cuenta que la producción de estos alimentos (berries) están muy afectada por los factores abióticos, por lo tanto, pierden calidad nutricional por la contaminación ambiental, por lo tanto, ahora estamos trabajando en lo que se conoce como alimentos saludables y sostenibles, que son alimentos que se tienen que producir de manera sustentable de modo que no pierdan su calidad nutricional. Hemos trabajado con bioestimulantes, biofertilizantes, es una de las líneas de trabajo que tenemos sobre todo en el tema más directo y aplicado”, explicó.
Desde su experiencia en la región y en el país, existen condiciones para desarrollar ciencia, sin embargo, una de las barreras sigue siendo la limitada entrega de fondos públicos para ejecutar proyectos.
“La ciencia está cada vez más interconectada, hay más internacionalización. (…) pero si me hablas de fondos cualquier persona que trabaje en investigación te va decir que son muy limitados y que se deben mejorar un poco. Por ejemplo; los Fondecyt, los proyectos centrales de investigación, normalmente suelen ser para un tercio de los postulantes, es decir, estamos dejando al 70% de investigadores fuera y tienen que volver a repostular”, dijo.
La Región de Ñuble, reconocida por su perfil agroalimentario, se encuentra en una fase crucial de desarrollo que requiere un enfoque significativo en la sustentabilidad y la automatización de la agricultura, destacó la académica Dolores López.
“Es una potencia, se van a trasladar muchos cultivos seguramente que van a llegar a la zona, igual ya se están trasladando hacia el sur, por las altas temperaturas que están teniendo en otras zonas. Se tiene que automatizar mucho más la agricultura. Debe existir una tendencia a diversificar cultivos. Es importante pensar en otro tipo de alimentos, por ejemplo, los que se conocen como malezas, pero que son comestibles. También considerarlas como nuevas fuentes de alimentación y sobre todo el hacer una agricultura mucho más automatizada va ser una de los trabajos que se tiene que hacer en esta región. Aquí hay desarrollo fuerte en fruticultura, pero hay otras partes dentro del agro que no están tan desarrolladas, como la producción de hortalizas, donde habría que enfocarla a otro tipo de producción”, sostuvo.
Combate contra los hongos
Oriunda de Valdivia, Daina Grinbergs ha ejercido 20 años la investigación en Chillán, específicamente en Inia Quilamapu. Es Ingeniera Agrónoma y su especialidad es estudiar las enfermedades de frutales, en particular, los hongos de madera, que en el último tiempo han aumentado a causa del cambio climático.
Su foco ha estado puesto en analizar huertos y viveros, porque es ahí donde hay mayor diseminación de la enfermedad, que termina causando muerte prematura o reduciendo el rendimiento de las especies, por ejemplo, en el caso de los manzanos un 60% y en arándanos un 40%.
Debido a esa preocupación, que causa pérdidas económicas y sociales para los agricultores de la región, es que la investigadora y su equipo están desarrollando soluciones que permitan a los frutales crecer en plenitud y evitar que los productores vuelvan a replantar sus huertos.
Daina destacó que la ciencia es vital en entregar soluciones frente a adversidades que pueden atentar con el desarrollo productivo de la región.
“En frutícola es cada vez más importante el papel de la ciencia, porque debido al cambio climático la fruticultura se ha ido corriendo hacia el sur. En este momento, en Ñuble podemos encontrar todas las especies frutales, y todos los suelos que eran dedicados antiguamente a la ganadería se están reconvirtiendo en frutales. Tenemos que ir a la vanguardia y parejos, adelantándonos, porque siempre los problemas en fruticultura son reactivos, como lo que vemos que ha pasado en otras regiones, como en O’Higgins. Nosotros tenemos que adelantarnos a lo que pueda pasar acá con las enfermedades. Ahora tenemos más recursos y mayor visibilidad, se reconoce a la región, siendo unas de sus principales actividades la agricultura”, enfatizó.
En base a su experiencia, comentó que el camino a la investigación en Ñuble no ha sido fácil, a veces se ha tornado pedregoso por varios factores, que van desde la infraestructura hasta la resistencia que a veces existe hacia la innovación entre productores locales.
Desde la mirada de Daina, hay mucho por hacer en beneficio de la ciencia e investigación de Ñuble, ya que su desarrollo enfrenta diversos obstáculos, entre ellos, la distribución desigual de fondos.
“Uno de los principales problemas es que los concursos a proyectos ANID, la principal fuente de financiamiento para desarrollar ciencia, generalmente se adjudican en la Región Metropolitana. La proporción de financiamiento en Ñuble es mínima. Por otra parte, Ñuble es región sólo desde el 2017. Antes formábamos parte de la Región del Biobío, por lo que los principales problemas a resolver se generaban en las áreas forestal y pesca, que son sus principales actividades económicas. La agricultura, que es la principal actividad de Ñuble, no era suficientemente visibilizada. Además, el desarrollo soluciones científicas a problemas agrícolas, históricamente ha sido financiada en un bajísimo porcentaje”, expuso.
Impacto de bebidas y alimentos
Jacqueline Araneda es una chillaneja por adopción, ya que sus raíces están en Parral. Es Nutricionista y doctora en Salud Pública. Se desempeña como académica de la Facultad de Ciencias de la Salud y Alimentos de la Universidad de Bio Bio, hace 20 años.
Su foco de estudio ha sido la epidemiología alimentaria-nutricional y la salud pública. Dentro de sus investigaciones, destaca el estudio de las bebidas azucaradas y su impacto en el peso de escolares.
“En aquel momento (2012) tuve la oportunidad de hacer una estancia en México. Ellos eran los mayores consumidores de bebidas en el mundo, experiencia que me sirvió de manera significativa para poder enfocarme en temas alimentarios nutricionales. En este último tiempo hemos trabajado con los ambientes alimentarios. Este segundo tema con un Fondecyt que nos hemos adjudicado hace poco y que tiene que ver con los diferentes ambientes que rodean al individuo y que determinan su estado nutricional, cómo se alimentan y las diferentes enfermedades que ellos tienen”, comentó.
Para la profesional ejercer ciencia en Chile es difícil, especialmente en una región nueva como Ñuble. “Existen en Chile pocos recursos a los cuales uno puede postular. Todavía es poco comparado con países desarrollados. Muchas de las actividades investigativas se hacen gracias al esfuerzo y a las ganas que uno coloca, el compromiso de los equipos y que no necesariamente muchas de las actividades que se realizan son con los recursos económicos adecuados”, dijo Jacqueline.
Asimismo, sostuvo que en la región hay bastantes posibilidades de trabajar e investigar con los datos ya existentes y con propuestas nuevas. “En este último tiempo estamos trabajando con el Servicio de Salud Ñuble y con la Seremi, en poder realizar análisis de los datos secundarios que tienen y que para nosotros es importante conocer cómo distribuyen los problemas de salud y con la necesidad que tienen estas entidades de poder analizar sus datos a cabalidad.
Al abordar el rol de la ciencia en el desarrollo de la región, Jacqueline fue enfática en destacar su utilidad para el desarrollo de políticas públicas. “Creo que las investigaciones siempre están enfocadas a que estos datos puedan ser utilizados por líderes de opinión, para que pueden de algún modo llevarse estos resultados a políticas públicas que puedan influir en un bienestar para la salud de la población, por lo tanto, creo que el rol de la investigación es fundamental. Primero para conocer cómo se presentan las situaciones y para posteriormente trabajarlas y a nivel local generar programas y proyectos que vayan a dar solución a los problemas de salud, y a un largo plazo, porque estos cambios sabemos que son lentos, pero poder incidir en las incidencias y en las prevalencias de las enfermedades que vemos en Ñuble”, valoró.