Entre enero y mayo de 2020 se ingresaron a evaluación al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de Ñuble un total de 24 proyectos que totalizan una inversión de 255 millones de dólares, lo que representa un aumento en comparación con los 17 proyectos que se presentaron en igual periodo de 2019, los que sumaron US$140 millones.
El total de la inversión de los proyectos presentados durante los primeros cinco meses del año representa un incremento de 82,1% en comparación con enero-mayo de 2019, lo que contrasta con la desaceleración que se observa en la economía como consecuencia de la pandemia de Covid-19.
El ingeniero Adolfo Uribe, académico de la Universidad Autónoma de Chile en Talca, especializado en temas ambientales, comentó que “efectivamente se ha visto un aumento en el ingreso de proyectos en los últimos meses, particularmente los de abril y mayo de este año. Pero este fenómeno no ocurrió solo en Ñuble, sino que se ha evidenciado en diferentes regiones del país. En la región del Maule, por ejemplo, el número de proyectos ingresados ha aumentado en más del doble comparando el primer trimestre de este 2020 con el del año anterior”.
Uribe precisó que “muchos de estos proyectos recién han comenzado su tramitación para conseguir un permiso ambiental y no sabemos aún el resultado de estos procesos, lo cual en general toma bastante tiempo. Por ejemplo, si consideramos los proyectos ingresados y que obtuvieron permiso ambiental antes de esta crisis en todo el país entre 2018 y 2019, en promedio los proyectos necesitaron alrededor de 200 días de tramitación. Por lo cual aún es muy temprano para emitir un juicio al respecto, ya que no sabemos si cumplen con los estándares técnicos mínimos requeridos”.
Conviene mencionar que estos proyectos ingresan a trámite mediante la presentación de una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) o de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA), correspondiendo este último a proyectos que poseen mayor impacto. Para el caso de los proyectos ingresados en Ñuble en los últimos meses, la mayoría de estos corresponden a DIA, es decir, no presentarían a priori un gran impacto al medio ambiente, por lo que su tramitación debiera ser menos compleja y más rápida, pero esto es tema de la misma evaluación a la que están siendo sometidos.
Por otro lado, el académico manifestó que “en tiempos de confinanamiento las instancias de participación ciudadana y opinión frente al desarrollo de estos proyectos podría verse afectada. Esto sería de especial interés para proyectos de alto impacto ambiental, pero al parecer, no es el caso de los proyectos en trámite en Ñuble”.
Sin embargo, existen dos proyectos que podrían generar controversia y, por lo tanto, numerosas observaciones. Uno es la DIA presentada el 17 de abril por Hidroñuble para modificar las obras temporales y el cronograma de la central Ñuble, el que si bien fue desistido, despertó el inmediato rechazo de algunas organizaciones de San Fabián que se oponen a la construcción de la central hidroeléctrica en el río Ñuble, que ya cuenta con su respectiva resolución de calificación ambiental. El otro es el proyecto de extracción de áridos en el sector Chimbarongo, de Chillán, por parte de la empresa Inversiones Nuevo Amanecer.
Sector energía
De los 24 proyectos ingresados al SEA en 2020, veinte corresponden a energía y 19 son parques fotovoltaicos, los que suman una inversión de US$233,8 millones, vale decir, un 91% del total de proyectos ingresados.
Si bien los parques solares no demandan mucha mano de obra, Uribe comentó que “en el caso de una planta solar, se necesita un considerable esfuerzo de técnicos especialistas para la puesta en marcha y esfuerzos menores para el mantenimiento, enfocados en limpieza de los paneles y control del proceso. Sin embargo, el aporte sigue siendo significativo a la actividad económica ya que la energía misma es un factor productivo o insumo para otras actividades. Respecto al empleo en energía fotovoltaica, Chile, siendo un país con alta radiación solar, no posee una gran cantidad de técnicos, de todos modos, si es que estos proyectos son efectivamente desarrollados, estos técnicos seguirán siendo demandados”.
El profesional destacó que “el rubro de la energía en los últimos años ha sido muy dinámico en nuestro país. A pesar de no ser comparable frente a la crisis actual, el año 2015, frente a un escenario donde se cuestionaba el bajo crecimiento económico, el sector energético continuaba creciendo empujado por el desarrollo de las energías renovables en Chile. Este hecho responde a que nuestro país se enfrenta a un sostenido aumento en demanda de energía, la cual es necesaria para la producción industrial pero también para nuestros hogares y otros servicios”.
En esa línea, el académico de la U. Autónoma apuntó a que se trata de energías renovables no convencionales. “Debido a los compromisos internacionales que nuestro país ha adquirido respecto a cambio climático, Chile se comprometió retirar gradualmente las centrales termoeléctricas a carbón, las cuales son altas en emisiones de gases contaminantes, entonces, es esperable que la matriz eléctrica nacional vaya promoviendo este tipo de proyectos y lo vemos en estos proyectos ingresados en el SEA”.
Por otro lado, explicó que “el costo marginal de producción de energía fotovoltaica cada año es más bajo, lo cual lo hace ser una alternativa muy competitiva no solo por su bajo impacto ambiental”.
Uno de los inversionistas detrás de estos proyectos es Pedro Matthei, gerente general de Aaktei Energía, que concluyó este año la construcción de la minicentral hidroeléctrica El Pinar en el río Cholguán y en marzo y abril de este año ingresó a evaluación cuatro parques solares que pretende levantar en la comuna de Yungay: Ciprés, Raulí, Peumo y Guindo Santo, que suman una inversión de US$27 millones.
“El objetivo es que la Región de Ñuble se convierta en un exportador de energías limpias y desplace completamente la generación en base a combustibles fósiles como petróleo y carbón. Sería ideal que todos los productos y servicios de la región se generen solo con energías limpias y sean carbono neutro en el corto plazo. Eso reforzaría la visión de región sustentable”, manifestó el empresario.
Matthei subrayó que “estamos trabajando para desarrollar nuevos proyectos solares en otras comunas además de Yungay, donde hemos comenzado a cristalizar el concepto de Polo de desarrollo de energías limpias impulsado por la autoridad, donde diversas tecnologías limpias confluyen para combatir el cambio climático. Ya hemos construido una pequeña central hidroeléctrica y ahora impulsamos este grupo de parques solares. Luego vendrán proyectos eólicos y de biomasa agrícola, tanto de Aaktei Energía como de terceros”.
Otros sectores
Sin embargo, en otros sectores, como el inmobiliario, a partir del estallido social y ahora agravado por la crisis sanitaria, se observa un freno en la generación de nuevos proyectos.
Roberto Herrera, académico de la Escuela de Administración y Negocios (EAN) de la Universidad de Concepción en Chillán, afirmó que “es lógico suponer que los niveles de inversión estarán absolutamente deprimidos en los próximos meses. Creo que la única alternativa real que puede sostener la economía local es que el gobierno materialice de manera rápida los créditos a pequeñas y micro empresas y que además la banca no genere trabas excesivas. El capital de trabajo debe ser a bajo o nulo costo y prácticamente inmediato, esta es la única forma en que las pymes podrán suplir un extenso periodo de bajas ventas; no olvidemos que lo que esperamos es que las empresas se mantengan para que puedan mantener en la medida de lo posible el empleo y finalmente los hogares tengan ingresos”.
En definitiva, Herrera sostuvo que “es de esperar que los anuncios de crear un fondo con garantía del Estado y una red de instituciones financieras no bancarias tenga el efecto esperado, además de que a nivel macro se informó que el Fondo Monetario Internacional aprobó una línea de crédito al Banco Central por casi US$24.000 millones ante riesgos de la pandemia (10 veces superior a lo habitual), con estas dos medidas entendemos que se aplicarán políticas fiscales y monetarias expansivas con el fin de reactivar la economía”.