Señor Director:
En la madrugada del sábado 24 de junio, mi hogar, en el sector de Nahueltoro, se inundó, al igual que las 10 casas de mis vecinos. Esto significó que nuestra salud –física y mental– fuese puesta en riesgo, además de perder todos nuestros enseres, hacer nuestros hogares inhabitables, convirtiéndonos en allegados.
Todo lo anterior debido a una deficiente gestión territorial que no considera los desagües y drenajes, y tampoco tiene en consideración los cambios de los usos de suelo, de agrícolas a terrenos habitables. Y también debido a un criterio economicista para el diseño de obras hidráulicas, que no tiene en consideración los eventos hidrológicos extremos, ni considera obras hidráulicas para la protección de las personas. Y dichas obras al tener en cuenta el cambio climático y los cambios del uso de suelo deberían ser redundantes, en el caso que falle alguna, para proteger a personas en el largo plazo.
Es de esperar que nuestras autoridades saquen lecciones de las inundaciones que vivimos, para que no se repitan en el futuro, aquí ni en otros territorios; y al menos tener el consuelo que de nuestra desgracia surgió algo para ayudar a otras personas.
María Saavedra
Presidenta de la Junta de Vecinos de Nahueltoro
