Señor Director:
El gobierno, el parlamento, la convención, no producen alimentos; viven y comen lo que producen los agricultores. Aquí algunos datos a tener cuenta: Chile importa el 50% de alimentos para cubrir sus necesidades. Hace 40 años para producir un millón y medio de toneladas de trigo se necesitaba sembrar un millón de hectáreas, hoy tan solo 200 mil. La balanza comercial agrícola genera un superávit de más US $10 mil millones, que permite financiar las importaciones deficitarias. Los precios internacionales de los alimentos han subido el doble, por la escasez y las alzas en los costos de producción. En el mundo 1.600 millones de habitantes no cuentan con la cantidad de alimentos para cubrir sus requerimientos nutricionales y que afectan especialmente a los niños.
El hambre golpea fuertemente y es factor de inestabilidad global. Chile no está ajeno a esta realidad y los agricultores son la clave para evitarla, sobre todo cuando un 15% de su población sufre algún grado de inseguridad alimentaria.
Hasta el momento el agro ha demostrado tener la capacidad de estar a la altura de las circunstancias, pudiendo afrontar una catástrofe alimentaria con las reglas existentes. Las mismas que están siendo amenazadas y que pueden tener un triste final el 4 de septiembre, haciendo que el problema alimentario no solo golpee las puertas, sino que las derribe.
Alfredo Schmidt Vivanco