Señor Director:
Las instituciones educativas han tenido que asumir una acción no sólo instructiva, sino integral, propia de un mundo altamente digitalizado e interconectado, impulsadas por los avances tecnológicos y la pandemia.
De acuerdo a la Subsecretaría de Educación Superior, la pandemia favoreció el desarrollo de los diplomados, pero perjudicó los postítulos. Pasó de 11 mil alumnos el 2014 a 4.374 el año pasado.
Entender que la educación a distancia no se refiere a una clase por Zoom es lo que nos hizo innovar a tiempo a través de la generación de itinerarios flexibles, plantillas instruccionales para los docentes, permitiendo impartir en igualdad de oportunidades el proceso de enseñanza y aprendizaje. También acompañándolo de instructivos metodológicos y de cómo usar la plataforma, además de crear canales de comunicación para dar una pronta respuesta a inquietudes mediante tutoriales tanto para los estudiantes como para los docentes.
Las adaptaciones pedagógicas son fundamentales y los modelos tradicionales de enseñanza deberán trasladarse a entornos de aprendizaje a distancia donde ambos modelos coexistan.
¿Cómo abordamos ese cambio de paradigma? Brindar flexibilidad a los estudiantes en base a sus requerimientos y necesidades, permitiéndoles elegir el modelo que más se acomode a su ritmo de vida. Pero, también es necesario contar con una infraestructura tecnológica adecuada: laboratorios digitales, herramientas didácticas, plataformas en plenas condiciones y optimización de tiempos de estudio. Se trata de una invitación para los docentes a adaptar sus prácticas y ser creativos.
Marisol Hernández
Directora de informática Educativa UA